LOS MESES de junio, julio y agosto de este año acumulan 1.200 contagios de coronavirus y cinco fallecidos más que durante el mismo periodo de 2020. Son cifras muy altas comparadas con el anterior periodo estival peor que se antojan lógicas ya que se han levantado muchas de las medidas restrictivas que imperaban hace uno año.
Se preveía que el numero de contagios aumentase en estos meses pero se contaba con que el efecto de la vacuna lograra que los casos que se dieran no fuesen graves. La realidad es que en estos tres meses han fallecido cinco melillenses y ninguno murió en ese mismo espacio de tiempo de 2020.
El aumento de la movilidad y la relajación e las normas sanitarias, especialmente la retirada de la obligatoriedad del uso de la mascarilla y el aumento del número de personas que pueden reunirse, ha hecho que el virus se contagiases con mayor facilidad, además de la llegada de variantes del coronavirus que se propagan con mayor rapidez y que también son más virulentas.
Los datos nos demuestran que estamos aún lejos de poder ignorar al coronavirus. Melilla sigue encontrarse en riesgo extremo de contagio, y el porcentaje del total de la población de la ciudad que está vacunada no llega al 60 por ciento.
Aún no estamos en un momento de distensión absoluta, no podemos comportarnos como si ya nada sucediese y debemos seguir siendo precavidos. Las estadísticas son claras, no podemos engañarnos a nosotros mismos y es preciso continuar respetando las recomendaciones sanitarias si queremos que la covid-19 siga durante muchos meses más imponiendo su ley.