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“Magnífica colaboración”

La “magnífica colaboración” de Marruecos y España evitó que una avalancha de entre 300 y 500 inmigrantes subsaharianos alcanzara la valla fronteriza a las 4:30 horas de la madrugada del jueves. Así lo explicó ayer el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, quien advirtió de que este verano va a ser necesario estar muy pendientes de la alambrada que separa Melilla del país vecino.
Los hechos vuelven a demostrar que para impedir la llegada irregular de inmigrantes es tan importante la valla fronteriza como la colaboración con Marruecos y que no tiene sentido la una sin la otra.
Ayer el delegado del Gobierno se congratulaba de la cooperación del país vecino. Pero ésta no es más que un parche si lo que realmente se persigue es resolver de una vez por todas esta cuestión. Marruecos, sus policías, sólo puede contribuir a frenar las avalanchas. La presión sobre la frontera, como reconoció ayer el propio El Barkani, continúa existiendo después de frenar la avalancha porque al otro lado hay casi medio millar de inmigrantes con la firme intención de llegar a Melilla. Si no deseamos que estas personas alcancen nuestro territorio, hay pocas opciones para disuadirles y entre ellas no está la actuación de la Policía marroquí, cuya “magnifica colaboración” sólo es una medida temporal que puede dejar de existir en cualquier momento si las relaciones entre ambos países se enturbian. Por lo tanto, la única solución es hacer desaparecer los motivos por los que estos hombres y mujeres de origen subsahariano están decididos a llegar a España, casi a cualquier precio. Basta con mirar al país vecino y recordar qué ocurría hace unos años, cuando en las pateras viajaban, en su mayor parte, ciudadanos marroquíes. Hoy esta inmigración es casi residual porque el país de origen de estas personas ha empezado a generar suficientes oportunidades de prosperidad. Ya no es necesaria la aventura de tratar de llegar por cualquier medio a la península. Las oportunidades empiezan a estar también en Marruecos y sus ciudadanos tienen cada vez menos necesidad de ir a buscarlas fuera jugándose la vida a bordo de una patera.

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