“A mi madre me la mataron en el Comarcal: sólo tenía 59 años”

  • Marina García es melillense y ha interpuesto una denuncia por lo penal para que se investigue la muerte de su progenitora tras el suministro de contraste yodado pese a ser alérgica al yodo

Marina García Gutiérrez está convencida de que un médico de Melilla truncó la vida de su madre a los 59 años. “Me la mataron en el hospital Comarcal”, cuenta entre lágrimas a El Faro mientras enseña un informe médico fechado el 14 de julio de 2014. El documento está firmado por un médico de la UCI del centro hospitalario, que admite la administración de contraste yodado para hacer un TAC de abdomen a una paciente alérgica al yodo, lo que presuntamente habría agravado su estado.

Ocurrió hace dos años, pero Marina ha decidido hacerlo público ahora al hilo del fallecimiento hace unos días, también en el Comarcal, de una niña de tres años que había sido dada de alta tras ser atendida en Urgencias.

Por lo penal

En octubre de 2014, Marina acudió a un abogado de Málaga para que le ayudara a investigar la muerte de su madre. El letrado le dijo que iba a ser muy difícil demostrar que no había sido una negligencia médica y le aconsejó poner una reclamación patrimonial en la Delegación del Gobierno.

Así lo hizo ella, pero cuando se lo pensó bien, rectificó. “Yo no quiero dinero. Quiero justicia, quiero años de cárcel para el médico que mató a mi madre”, dice en una entrevista en FaroTV.

En noviembre de ese mismo año, cuatro meses después de enterrar a su madre con 59 años, Marina entregó un escrito en el Juzgado de Melilla, solicitando que se investigara el fallecimiento de su progenitora. Automáticamente quedó paralizado el proceso administrativo de reclamación patrimonial interpuesto en la Delegación del Gobierno.

En esta ocasión, Marina no buscó asesoramiento legal. Escribió ella misma, durante días, la denuncia, reunió los informes médicos que le habían entregado y las grabaciones de facultativos que tiene en su poder y las llevó a la sede de los Juzgados en Las Torres.

Ella es militar, nacida en Melilla, del Barrio de la Constitución. Cree con firmeza en la justicia y por eso no le sorprendió conseguir que su denuncia fuera admitida a trámite como un presunto caso de homicidio imprudente.

Cartas del Comarcal

Atrás dejaba Marina la reclamación, aún hoy sin respuesta concluyente, que puso en el hospital Comarcal el 17 de junio en vida de su madre, Francisca Gutiérrez,  que murió el 14 de julio de 2014.

De esa queja recibió dos contestaciones protocolarias. Una el 23 de junio de 2014, firmada por Pedro Villarroel, director gerente del centro hospitalario de Melilla, y la segunda, el 19 de agosto de ese mismo año, con la firma estampada de la directora médico, Antonia Vázquez de la Villa.

La carta de Villarroel, a la que ha tenido acceso El Faro, es escueta y formal. En ella le agradece la forma elegida para reclamar (una queja en el Comarcal) y le asegura que se iniciarán “las averiguaciones oportunas”. Además, le promete que en cuanto tengan los resultados le remitirán una contestación que sigue sin llegar dos años después.

La misiva de la directora médico del Comarcal, también a Marina García, es algo más extensa como ha podido comprobar este diario. En ella Antonia Vázquez le da el pésame en dos ocasiones y le asegura que “se están realizando las averiguaciones oportunas para identificar exhaustivamente las incidencias que hayan podido producirse”. Desde entonces, Marina no ha vuelto a recibir noticias del hospital Comarcal, que junto con el de Ceuta, depende exclusivamente del Ministerio de Sanidad.

Del alta a la UCI

Francisca Gutiérrez, la madre de Marina, murió en el hospital Comarcal tras pasar 34 días ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos. Llegó a Urgencias, según el relato de su familia, el día 8 de junio y el médico que la atendió detectó una infección de orina “que no revestía gravedad”. Así lo aseguró al ser llamado a declarar como testigo el 28 de septiembre de 2015. En esa misma declaración a la que ha tenido acceso El Faro, el facultativo señala que la paciente “presentaba buen estado”. Por eso, dice, la mandó a su casa.

Pero Marina y su hermana Nuria volvieron a llevar a su madre al día siguiente al Comarcal. Esta vez con vómitos y 37,8 de fiebre, según recoge la copia del parte médico de ese día.

En esta segunda ocasión, el médico que atendió a Francisca Gutiérrez decidió dejarla en observación hasta la mañana siguiente. La paciente, ha declarado el facultativo en los Juzgados, presentaba un dolor renal en la zona izquierda. Él le mandó una ecografía y una analítica.

Aquí la versión del médico choca con la de la familia. Marina asegura a El Faro que este facultativo quiso darle el alta, pero ella insistió para que se quedara en observación. El médico no recuerda la supuesta insistencia.

Francisca pasó esa primera noche en observación en el Comarcal. Por la mañana le hicieron un TAC de abdomen. Para ello le suministraron contraste yodado por vía oral e intravenosa, según consta en el informe médico entregado a la familia. Ella era alérgica al yodo y esa alergia consta en su historial médico.

Al filo del mediodía, Francisca habló con su hija Nuria y le dijo que no fuera a verla al hospital porque se sentía bien y creía que le darían el alta. Al mediodía entró en la UCI intubada por “fracaso multiorgánico”. Los hijos la vieron inconsciente y con manchas de sangre en la cara, según cuenta Marina a El Faro.

Francisca no volvió a abrir los ojos. Tampoco volvió a hablar. Allí en la UCI pasó sus últimos 34 días hasta que el 14 de julio de 2014 murió, a los 59 años.

Su familia asegura que pidió opinión médica y le dijeron que la autopsia no confirmaría la causa de la muerte porque el yodo se disuelve a los pocos días y su madre llevaba más de un mes en Cuidados Intensivos.

La grabación de un médico

Según la versión de Marina, fue ella quien llamó la atención del responsable de la UCI para decirle que su madre había empeorado desde que le habían hecho el TAC. El médico no salía de su asombro al confirmar que la paciente era alérgica al contraste yodado y se le había suministrado por vía oral e intravenosa. Eso explicaría, según recoge una grabación hecha por Marina con el consentimiento del médico y a la que ha tenido acceso El Faro, que su estado hubiera empeorado.

Dos años después, el caso de la muerte de Francisca Gutiérrez está siendo investigado por homicidio imprudente.

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