Habrih Mulud es marroquí, tiene 55 años y lleva uno en paro. En su opinión, la crisis “va a tardar”. Sostiene la mirada con una mezcla de severidad y serenidad que corta la respiración. Se llama Habrih Mulud, es marroquí, de Farhana, y ha trabajado toda su vida en el sector de la construcción de Melilla... hasta que llegó la crisis y arrambló con el negocio del ladrillo. “Llevo un año parado, sin hacer nada”, comenta a El Faro con voz firme, en la que apenas se percibe una gota de amargura.
El parón laboral le ha llegado a Mulud a los 55 años, cuando llevaba 21 años como transfronterizo. “Desde hace cuatro meses es más difícil renovar el permiso de trabajo. Han endurecido los requisitos. Ahora piden un certificado del INEM y un contrato de trabajo de un año de duración”.
Los tiempos han cambiado. Melilla sumó el mes pasado otros 312 nombres a la lista del paro, que ya supera la barrera psicológica de los 12.000 desempleados. No hay trabajo en la ciudad, sobre todo, en el sector servicios y en la construcción, que en abril perdió otros treinta puestos de trabajo.
“Antes de la crisis te pedían un contrato de trabajo del tiempo que fuera. Ahora te exigen un año y ese tipo de contratos no funcionan en la construcción”, apunta.
Por eso Mulud lo tiene claro, “esta crisis va a tardar” y él no niega que lo lleva “mal”. “Nunca había visto algo como esto. Nunca había estado parado. Ahora estamos esperando a ver si Comisiones Obreras hace algo por los transfronterizos”.
Es su única esperanza. “Nos prometieron que los transfronterizos vamos a ser iguales que los residentes, que vamos a renovar por cinco años, pero la verdad es que nos piden muchos requisitos”.
Según las cifras que él baraja, en su situación hay otros 2.700 trabajadores en Melilla, entre mujeres y hombres. “La mayoría estamos en paro. No podemos renovar el permiso de trabajo porque desde hace cuatro meses nos piden demasiados documentos”, comenta en un castellano que domina, pero que, a ratos, se le hace cuesta arriba.
Mulud también tiene claro que siendo oficial de la construcción no le renovarán su permiso, teniendo en cuenta que “hay oficiales en Melilla que están en paro”.
Por eso reconoce que “está siendo difícil renovar”, aunque depende, aclara, de quién acompañe al transfronterizo a hacer los papeles. “Si vas con alguien del sindicato o con un empresario, te renuevan. Si vas solo, no”, dijo. De momento, sólo le queda esperar a que pase la tormenta.
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