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Los puestos ilegales se extienden por la carretera del Dique Sur. Juguetes, ropa, zapatos y un sinfín de menaje de hogar en malas condiciones ocupan la calzada impidiendo el paso, en algunas ocasiones, a los vehículos. Los comerciantes que tienen sus tiendas en esa misma calle miran con desesperación cómo los ciudadanos optan por comprar esa “basura” en lugar de productos de sus tiendas.
Reconocen que son más baratos los que están tirados en el suelo que los que hay en sus comercios, pero indican que ellos sí están al corriente de sus pagos de impuestos y de los permisos de Sanidad.
Los comerciantes de Acsemel aseguraron ayer que esta escena se repite una y otra vez los viernes y sábados de cada semana. Lamentan que tengan que “aguantar” esa escena porque no hay ninguna patrulla que se quede ahí toda la mañana para disuadir a los vendedores ilegales y evitar que extiendan sus objetos por toda la calle.
Además, cuando llegan las 15:00 horas, tienen que soportar que todo lo que no han vendido se quede tirado en el suelo. No recogen las mercancías y toda la calle se llena de basura.
A esta situación se suma la presencia de un grupo de jóvenes que se concentra en esta zona con el objetivo de sustraer alguna mercancía que puedan vender. Los miembros de Acsemel aseguraron a este periódico que han visto cómo estos chicos robaban los monederos o los móviles de las mujeres que estaban en la calle cuando iban a pagar alguna de sus compras, pero que luego no han querido denunciarles por miedo a que se pongan violentos con ellas.