Categorías: Cultura y Tradiciones

Los puestos ambulantes venden menos y notan el cierre de la frontera

l Ahmed Mohamed, feriante, dice que no volverá porque no le sale rentable comprar la mercancía para venderla en la Feria.

La Feria 2016 ha estado “más floja” que el pasado año para los feriantes que tienen puestos de turrones, golosinas, comida, churros y helados. Afirman que se ha notado que la gente ha cobrado el sueldo más tarde y que no han venido marroquíes a disfrutar de las fiestas patronales.

Juan Corral es uno de los feriantes que lleva más años viniendo a Melilla. Es un maestro haciendo almendras garapiñadas y cubriendo las manzanas de caramelo. Pero se va de esta Feria un poco desilusionado. No ha vendido todo lo que quería. Afirma a El Faro que las compras han bajado un 30% respecto al 2015.

Corral señala que la explicación es sencilla: no han dejado pasar a los marroquíes por la frontera. Asevera que se ha notado mucho la falta de este público porque en lugar de optar por las casetas, se da una vuelta por las atracciones y compra golosinas en los puestos.

Además, subraya que ha tenido que pagar unos impuestos elevados, unos 200 euros a Industria por revisar el cuadro de luz. Por ello, apunta que no cree que pueda ganar mucho en estas fiestas.

Francisco Sánchez es otro de los feriantes que lleva años viniendo a Melilla. Su empresa vine desde hace 40 y él unos 20. La churrería que regenta también ha notado que han bajado las ventas en esta Feria. No sabe decir por qué, pero insiste en que ha sido más floja. “Pero a Melilla hay que venir a las duras y a las maduras”, añade Sánchez.

En el caso de Isabel Aznar, heladera, las compras no han sido todo lo buenas que esperaba. Cree que la gente ha cobrado tarde la nómina y eso, sumado al cierre de la frontera, ha provocado que haya menos barullo de gente y por lo tanto, menos ventas. No obstante, subraya que han sido unos festejos muy tranquilos.

Adiós a los turrones

Ahmed Mohamed es uno de los vendedores de turrones más antiguos de la Feria de Melilla. Asegura que el negocio iba mejor cuando había verbenas por los diferentes barrios en lugar de sólo una fiesta. También se queja de que ganaba más cuando estaban en el centro de la ciudad.

Este feriante destaca que será su último año. “No podemos tirar”, subraya porque las ventas no han parado de bajar año tras año.

Además, comenta que esta Feria ha sido más “floja” que la del pasado año. Ni siquiera el Día del Niño hubo afluencia suficiente para igualar las compras a las del 2015. También añade que el cierre de la frontera les ha perjudicado.

Por último, María, que tiene un puesto de mojitos, lamenta que la pérdida de un 50% de las ventas en relación al año pasado.

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