“La gente viene con la intención de adoptar, pero buscan animales que sean cachorros y nosotros mascotas no tenemos”. Así describió Silvia de la Vega, voluntaria de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Melilla, el problema al que se enfrentan estos pequeños ‘peludos’ a la hora de encontrar un hogar que les brinde una segunda oportunidad.
El abandono animal es una lacra que, por desgracia, sigue muy presente en la sociedad. Según un estudio de la Fundación Affinity, el pasado año fueron abandonados más de 138.000 perros y gatos en España. De ese número, sólo el 45% de ellos tuvo la suerte de ser adoptado.
Demasiado viejos
La entidad acoge alrededor de cien gatos y perros. La edad de la mayoría de ellos oscila entre los diez y los once años. Demasiado viejos para el gusto de aquellos interesados en adoptar.
Según cuenta esta voluntaria a El Faro, la protectora lleva años sin capacidad para poder acoger a ninguna mascota más en sus instalaciones. Destaca, además, que abandonar al animal en la protectora es una práctica muy común en Melilla. Muchas de estas personas lo hacen para ‘lavarse’ la conciencia: “Creen que, si traes al animal a este lugar, ya no significa abandono. En realidad, es lo mismo, la única diferencia es que aquí les cuidamos, pero tienen que entender que hay aforo competo”, asevera.
Entre ocho y nueve personas dedican su tiempo libre a alimentar, cuidar y dar cariño a estos animales gracias a las donaciones periódicas de los socios de la protectora y a la subvención anual de 50.000 euros que aporta la Ciudad Autónoma. Con este montante se pueden permitir adquirir alimentos, pagar gastos veterinarios y contratar a trabajadores de limpieza. “No nos podemos quejar”, asegura Silvia, que lleva cuatro años encargándose, junto con sus compañeros, de que a estos perros y gatos abandonados no les falte de nada.
Animales callejeros
Por otro lado, el número de gatos y perros callejeros en Melilla es abundante, aunque imposible de cuantificar. De la Vega apunta que la mayoría de ellos se encuentra en las inmediaciones de las fronteras, en los Pinares de Rostrogordo o en Dique Sur , aunque detalla que “en general se pueden avistar por toda la ciudad”.
La cantidad de animales callejeros podría contabilizarse y, sobre todo, reducirse a través del método CES (Captura-Esterilización Suelta), según nos explica Laura Benavent, de las asociación Adopciones Melilla (Adomel).
El sistema al que Benavent hace referencia consiste en la esterilización de los animales callejeros y en la posterior elaboración de un registro. Así, cada uno contaría con una muesca colocada en la oreja para que se le reconociese como animal de colonia controlado. A través de estas esterilizaciones el número de gatos y perros que viven en la calle “disminuiría y los que habría estarían controlados, desparasitados y vacunados”.
Laura Benvavent apunta que se trata de una práctica que se encuentra implantada en toda España, menos aquí. Destaca el proceder de Ceuta en materia de desarrollo de colonias, donde comenta que existe una “estrecha colaboración” entre la protectora de la ciudad y las asociaciones de animales con las autoridades “para garantizar tanto el bienestar animal como la correcta gestión de las colonias” en una ciudad donde, por sus calurosas condiciones climáticas, los animales hembra entran en celo cada mes y medio.
“Se trata de todo un éxito que, por supuesto, sería perfectamente aplicable a nuestra ciudad”, concluye la presidenta de Adomel.
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