l Los menores que no tienen certificado de empadronamiento no pueden entrar los colegios de la ciudad
Los ‘Problemas del Milenio’ son una serie de incognitas matemáticos que están sin resolver. En concreto, una asociación matemática estadounidense prometió en el año 2000 dar un millón de dólares por cada uno de los siete problemas que aún no han podido ser resueltos, debido a su gran complejidad. Y parece que la escolarización de niños sin certificado de empadronamiento de Melilla es otro de esos ‘Problemas del Milenio’ a los que no encuentra solución con facilidad. La normativa es clara: El único justificante de que un escolar vive en la ciudad y por lo tanto, tiene derecho a la escuela pública de esa localidad, es un certificado de empadronamiento. Pero en Melilla hay un colectivo de menores en edad obligatoria de estar en el colegio o en el instituto que no cuenta con este documento por la situación irregular de sus padres y por lo tanto, no está asistiendo a la escuela.
Sobre este tema preguntó el diputado Jon Iñarritu García del Amaiur al Gobierno central, pues quería conocer la situación de estos niños que no asisten al colegio en Melilla, así como el número de afectados. Sin embargo, el Ejecutivo central responde que “desconoce” cuántos niños en edad escolar hay en Melilla sin poder matricularse en los colegios.
El Gobierno explica que el documento que se exige a todas las familias para escolarizar a los menores, y además es una norma en toda España, es el certificado de empadronamiento. Asevera que todas las personas que presentan este documento, se matriculan de forma “automática”. Pero no dice qué pasa con los menores que carecen de este certificado.
El problema radica en que algunas de las familias que están en situación irregular piden el certificado de residente para poder legalizar su situación y solicitar su residencia en Melilla, pero cuando van a hacer este trámite, les piden la residencia. De esta forma, se encuentran la pescadilla que se muerde la cola. No tienen el certificado de empadronamiento porque no tienen residencia y no pueden pedir la residencia legal porque no están empadronados. Y mientras que este lío burocrático se resuelve, sus hijos no van a la escuela.
Los problemas
El Ejecutivo central responde a Iñarritu que cuando los menores están bajo la tutela de la Ciudad, en el momento en el que Administración pide su matriculación, ésta se lleva a cabo. Así, añade que que “el problema se plantea respecto a las solicitudes en las que no se justifica el modo de estancia, desconociéndose si los solicitantes residen en la ciudad, si simplemente pernoctan, si se encuentran en situación de tránsito o si cruzan diariamente la frontera”.
Pero tras las normas y las exigencias de certificados hay más realidades. Está la de padres que empadronan a sus hijos en casas de familiares en Melilla para que puedan ir un colegio español, pero que cruzan a diario la frontera porque viven en el país vecino. Y también la de extranjeros que podrían utilizar el documento de matriculación de sus hijos para conseguir la residencia legal en Melilla.
En cualquier caso, el Gobierno central se limita a reconocer la situación sin aportar ninguna solución. Quizás los matemáticos de todo el mundo puedan incluir entre los ‘Problemas del Milenio’ qué hacer con esos niños que están en edad escolar, pero que no pueden matricularse en el colegio.
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