Los menores extranjeros no confían en el sistema porque vienen de países donde no están acostumbrados a que el Estado actúe como protector, sino todo lo contrario. Así lo afirmó la profesora de la Universidad italiana de Agrigento Roberta Di Rosa, que participó en las jornadas sobre menores que organiza esa semana la UNED en colaboración con la Consejería de Bienestar Social.
La experta indicó que muchas veces estos niños están acostumbrados a tener que defenderse de los ataques que reciben por parte del sistema, tanto de trabajadores sociales como de Policía. Por este motivo, la ponente indicó que es muy importante trabajar para que estos niños cambien de idea y se den cuenta de que en Europa la Administración los protege.
Si esta intervención no se realiza, Di Rosa indicó que es fácil que los niños opten por opciones menos aconsejables, como tratar de huir de forma ilegal para marcharse a otros países.
La docente universitaria apuntó, en este sentido, que lo más importante, es el trabajo que hay que hacer con los profesionales que atienden a los niños. Señaló que en muchas ocasiones estas personas se enfrentan a situaciones de gran responsabilidad y mucha tensión. Si se consigue que afronten su intervención con los menores con más tranquilidad, esto influye directamente en generar más confianza en los chicos y que el proceso fluya mejor.
Ley de menores en Italia
La experta en la materia indicó que en Italia se ha desarrollado la primera ley europea dedicada exclusivamente a los menores extranjeros no acompañados para lograr ofrecerles una mayor protección y conseguir que se priorice el hecho de que son menores sobre el de que sean migrantes. Apuntó que una normativa de este tipo sería aplicable a nuestro país, aunque señaló que probablemente aquí sería algo más sencillo porque las características de los chicos son más homogéneas.
Di Rosa indicó que el año pasado llegaron a Italia 25.000 menores extranjeros no acompañados, el 95% eran varones y la mayoría tenía entre 16 y 17 años. Esta edad hace que la intervención sea más complicada que si se tratara de niños más pequeños. Apuntó que en el caso de su país es muy importante que haya una mayor organización de los servicios y un mayor trasvase de información entre los diferentes niveles de acogida. Consideró que lo más importante es que durante los primeros meses en que, los jóvenes llegan al país, se consiga que confíen en el sistema para que continúen en él.
La responsable se refirió, además, al caso concreto de Lampedusa, no sólo por el asunto de los menores extranjeros, sino de la migración en general. Indicó que se trata de una isla con apenas 4.000 habitantes y hay alrededor de un millar de migrantes, a lo que hay que sumar la presencia de las ONG y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Esto ha creado una situación de desequilibrio en una población local con unas costumbres de vida muy tradicionales. Es más, apuntó que es necesaria la intervención en familias autóctonas, porque los hijos, al conocer los nuevos perfiles de habitantes de la localidad ven a sus progenitores de alguna forma “inferiores”.
En cualquier caso, vino a mostrar que la realidad que se vive en nuestra ciudad con el tema de la migración y de los menores no es algo exclusivo, sino que afecta a muchos otros puntos de Europa, como es el caso de Italia.
La profesora de la Universidad de Agrigento Roberta Di Rosa explicó ayer que hace falta que la Unión Europea (UE)se implique más en el asunto de la inmigración. Di Rosa, que intervino en las jornadas sobre menores extranjeros organizadas por la UNED y la Consejería de Bienestar Social, señaló que el año pasado desde la UE se comprometieron a que hubieran un reparto más equitativo de los migrantes que llegaban principalmente a España, Italia y Grecia, porque estos países no podían hacer frente a la gran cantidad de personas que estaban llegando. Indicó que inicialmente hubo un compromiso, pero finalmente este acuerdo no se ha cumplido al completo. Recalcó que es necesario que haya más implicación.
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