Los menas encuentran un nuevo y arriesgado camino al espigón

Estos jóvenes se desprenden por un cable del faro tras pasar por un estrecho e inclinado borde de piedra con riesgo de caída l Su objetivo es llegar al espigón y al Puerto de la ciudad autónoma.

Tras la instalación de una nueva garita de la Guardia Civil en la cuesta de la Florentina para impedir el paso de los menas (menores no acompañados), éstos parecen haber encontrado una nueva fórmula para intentar llegar hasta el espigón e introducirse en el Puerto de Melilla, donde su finalidad parece ser embarcarse en uno de los buques que parta de la ciudad con destino a la península. Se trata de una arriesgada fórmula que estos menores realizan al borde del barranco, con el riesgo de una posible caída al mar. Estos jóvenes han visto la solución en un cable del faro de la ciudad, en Melilla La Vieja, que les permite bajar desde la zona alta del Pueblo hasta una parte de rocas menos elevada.
En su difícil y arriesgado recorrido, los mena corren el riesgo de caer por un barranco hasta el mar, puesto que, tanto para llegar hasta el cable del faro, como una vez que lo bajan y se disponen a rodear el edificio, recorren estrechos caminos al borde de precipitarse contra las rocas y caer al mar.
El recorrido que estos jóvenes deben hacer para llegar hasta la cuerda es ya de por si arriesgado, puesto que tienen que deslizarse por una especie de alfeizar con el que cuenta el faro, que además está inclinado hacia abajo, lo cual aumenta aún más el riesgo de la caída. Asimismo, el propio borde del edificio que los mena recorren para llegar hasta el cabo es muy estrecho, por lo que deben recorrerlo con la espalda pegada a la pared y midiendo cada uno de los pasos que dan para no deslizarse.

El Cable
El cable que utilizan los menores para descender en su ruta en dirección al espigón y al puerto está anclado a la pared de la antigua edificación por medio de varios cáncamos y enganches de metal. Asimismo, el orígen de este cabo es el punto más alto del faro, justo encima de la gran luz que ilumina la ruta de los barcos que entran a la ciudad. Se trata de un cable que parece ser una toma de tierra del pararrayos de la estructura, que recorre así toda la fachada y llega hasta las rocas, desde las cuales los menores bajan a un nivel más bajo y estrecho.
El material del que está compuesto este cable, evidentemente, no está pensado para que sea usado como método para desprenderse por un barranco. Se trata de un cable de corriente, de apariencia grueso, aunque revestido en plástico.

El camino
Una vez que logran bajar por el cable hasta el primer nivel de rocas, ya al borde de un barranco, pero con más espacio para moverse, estos menores descienden aún más, esta vez sin cable, hasta una zona más estrecha, más cercana al nivel del mar, menos estable y con más riesgo de desprenderse, por lo que los jóvenes deben bajar con precaución, siempre con el riesgo latenten de la caída al precipicio.
El objetivo de los mena es llegar al espigón, zona donde normalmente están establecidos y refugiados estos menores. Con este nuevo recorrido lo intentan lograr bordeando todo el faro por medio de una ruta de camino rocoso y aún más estrecho que el borde en la fachada en el faro.
Se trata de un camino que, en condiciones de climatología adversa o con un viento más fuerte de lo común, podría hacer que uno de estos menores se precipitase fácilmente.

Nueva ruta
Tras la instalación de una nueva garita de la Guardia Civil, estos menores vieron truncado su acceso habitual al espigón y al Puerto, puesto que la nueva estructura de la Benemérita está situada en la cuesta de la Florentina, zona que solían usar como acceso a esta zona de la ciudad.
El arriesgado descenso por el cable y el recorrido por el estrecho camino de rocas al borde del precipicio parece ser el nuevo método o ruta alternativa de estos menores de cara a acceder a estos lugares de la ciudad.