Categorías: Tribunales y Justicia

“Los jueces deben ser los primeros defensores de la justicia”

Hace un mes Emilio Lamo de Espinosa tomó el relevo a Lorenzo Pérez Conejo al frente del Decanato. Elegido juez decano de Melilla por unanimidad presenta en El Faro sus principales objetivos en esta nueva etapa que inicia. El pasado 27 de junio la planta de jueces de Melilla eligió a Emilio Lamo de Espinosa Vázquez de Sola como su representante, tomando el relevo al anterior juez decano de la ciudad, Lorenzo Pérez Conejo. En 2010 llegó a Melilla de la mano de su mujer y sus dos hijas y tomó posesión de su plaza como juez titular del Juzgado de 1º Instancia e Instrucción número 2. En esta entrevista con El Faro, Lamo de Espinosa expresa sus proyectos al frente del Decanato y hace un repaso de la actualidad judicial. La Administración de la Justicia no es ajena al difícil momento político, económico y social que vive el país y el juez decano de Melilla se compromete a seguir la línea reivindicativa que, ahora, tiene el colectivo judicial en aras de conseguir una justicia más efectiva y eficiente, al servicio de los ciudadanos y completamente independiente.
-¿Cómo surgió la idea de presentar su candidatura a juez decano? ¿Fue por iniciativa propia o le convencieron?
-Tenía el deseo de hacerlo y luego, hablando con los compañeros, me animaron mucho. Presenté mi candidatura y fui elegido por unanimidad y eso me da alegría. Contar con el apoyo de los compañeros y sentirse respaldado así te da más peso a la hora de abordar todas las cuestiones que tenemos que hacer, entre ellas, la representación de los compañeros.
-¿Cuáles son sus objetivos o proyectos en esta etapa?
-Varios. El primero de ellos es cumplir estrictamente lo que marca la Ley Orgánica en cuáles son las funciones del juez decano. Tiene unas funciones de gobierno, representar ante los poderes públicos a los jueces y magistrados y este punto me lo he tomado como algo fundamental. El segundo es mantener un contacto abierto con los poderes públicos de la ciudad. Tenemos que estar abiertos a la sociedad, participar en lo que nos soliciten y tener iniciativa para mantener unos cauces flexibles y rápidos con todos. Será mi leiv motiv en estos cuatro años que cualquier personas que llame se le dé una respuesta inmediata a lo que nos pida. Otra de las funciones del juez decano hace referencia a la organización, que el servicio de guardia se cumpla en condiciones de eficacia y cuente con los medios materiales y humanos suficientes. Aquí en las Torres del V Centenario funcionamos con mucho personal y queremos que todos ellos sean los más cualificados, estén a disposición de los juzgados y de los ciudadanos para darse una rápida respuesta.
-¿Cuál ha sido la herencia que le ha dejado Pérez Conejo?
-Excelente en todos los sentidos. Lorenzo es una persona con unos conocimientos técnicos envidiables. Los trámites los domina al dedillo y eso hace que el Decanato sea totalmente adecuado a las circunstancias. La herencia es excelente y me gustaría insistir en la línea que él ha marcado pero dándole mi impronta, es decir, mi personalidad, Quiero hacer cosas diferentes, pero siempre en la línea del cumplimiento estricto de la ley y la representación constante de mis compañeros.  
-¿Le dió algún consejo el anterior juez decano?
-Ninguno, la verdad. Simplemente me dijo que lo más importante en esta función es mantener la armonía y la paz social entre los jueces. En Melilla es un colectivo amplio y cada uno es hijo de su padre y de su madre, pero todos tienen el mismo interés: Dar una respuesta rápida y eficaz. Yo creo que en ese sentido estamos para ayudar y tiene que ser una cosa homogénea. De hecho, la armonía que existe en Melilla es ejemplo en muchos sitios.
-¿Cuál es el estado actual de los juzgados? ¿Hay atasco?
-En Melilla atasco como tal no existe, pero sí hay juzgados que están más saturados que otros. En concreto los mixtos de 1º Instancia e Instrucción soportan una carga de trabajo muy grande, sobre todo en cuestiones de derecho penal y también influido por las características de una ciudad fronteriza. Melilla necesita jueces y la creación del Juzgado de 1º Instancia e Instrucción número 6. Ahora mismo con la situación económica es un poco difícil crear un nuevo juzgado y dotarlo de personal y medios materiales, pero existen otras soluciones para suplir estas carencias, como son los jueces adjuntos. Muchos de ellos tenían expectativa de obtener un destino, pero se han suspendido las plazas previstas en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y se han quedado en casa. Nosotros hemos solicitado un juez adjunto para el área concreta del Registro Civil que tiene una sobrecarga de trabajo importante.  
-Precisamente, las circunstancias políticas, económicas y sociales actuales han provocado que la planta judicial en Melilla se haya movilizado en estos últimos tiempos, ¿va a seguir esta línea reivindicativa?
-Aquí en Melilla los jueces son muy reivindicativos. Además de las movilizaciones, muchos de ellos escriben artículos que se publican en los medios de comunicación y reivindican cuestiones relevantes del día a día, los sueldos o las guardias. Las cosas han cambiado. La crisis ha producido una avalancha de gente que quiere un cambio y nosotros pretendemos también ayudar a que exista ese cambio, que los jueces seamos los primeros defensores de la justicia, del poder judicial y de su independencia. También queremos un Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que nos represente y defienda la justicia, que sea independiente y trabaje con un respeto absoluto a las tareas que tiene encomendadas y sin injerencias del poder ejecutivo.  
-¿El Ministerio de Justicia acompaña en esas aspiraciones?
-Yo diría que no. Ahora mismo la situación de falta de entendimiento y la desafección entre los jueces y el Ministerio es clara y absoluta porque se están intentando hacer muchas reformas de gran calado sin contar con los jueces. Por ejemplo,  la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la rebaja de los sueldos, la reducción de los días de asuntos propios de 18 a tres, entre otras. Todo esto está camino de aprobarse  sin posibilitad de expresarnos, hasta tal punto de que todas las asociaciones judiciales y fiscales se han puesto de acuerdo. Nos estamos poniendo de acuerdo entre nosotros para exponer nuestras propuestas, lo que queremos y lo que no. Queremos, desde un punto de vista judicial, plasmar lo que es una revolución de la sociedad civil, el clamor en las calles.
-Esa desafección de la que habla, ¿tiene visos de llegar a un entendimiento?
-Sí porque estamos todos en la misma situación. El Ministerio no hace las cosas sin pensar, tiene una política económica que quiere aplicar, pero que necesita contar con nosotros, establecer una negociación, un diálogo y hacer propuestas. Creemos que hay que insistir en la vía de la negociación para evitar la imposición. Hay que ser optimistas y positivos, pero también realistas.
-Como comentaba hace un momento, la reforma del Consejo General del Poder Judicial está trayendo cola...
-El CGPJ tal y como está recogido en la Constitución es un órgano independiente. Los doce vocales son elegidos por jueces y magistrados de todas las categorías. Lo que ocurrió es que con la reforma del 85 ya no fue así y todos eran elegidos por los partidos políticos y eso creó un CGPJ que no respondía a las reales aspiraciones del colectivo. Por ello, demandamos que se vuelva al origen y se cumpla estrictamente la Constitución. No podemos apoyar que los vocales sean elegidos por el Ejecutivo.
-En marzo visitó Melilla el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. De lo que anunció, ¿qué se ha hecho?
-Yo diría que lo que nos anunció fueron proyectos. De todo aquello no hay nada. Las reformas que quiere hacer en el Código Penal,  la Ley Orgánica del Poder Judicial y la Ley de Enjuiciamiento Criminal nueva son, de momentos, proyectos. Aún no hay nada de eso. Estamos viviendo un poco de las expectativas. Me acuerdo que cuanto llegué en 2010, se hablaba de la Oficina Judicial, que era el proyecto estrella, y no se ha hecho nada relevante. Ahora el nuevo plan estrella viene dado por los tribunales de instancia, que significa que todos los jueces de los mixtos actuaríamos con un órgano judicial único, formado por cinco jueces, que se distribuirían el trabajo.  Esta cuestión no ha entrado en vigor y no se sabe cuándo. Habrá que esperar a ver qué pasa.
-¿Qué ha pasado con la Oficina Judicial, ya que la menciona?
-Estamos perfectamente preparados para que entre en vigor, pero una de las partes más conflictivas son las agendas de señalamiento. En definitiva todo es por una cuestión presupuestaria, porque implica un coste de dinero  y las modificaciones a coste cero no existen. A pesar de todo eso nosotros seguimos funcionando como si nada. Tenemos todo preparado, solamente hay que esperar a que nos den luz verde con la dotación presupuestaria correspondiente.
-Actualmente la percepción ciudadana de la justicia es que ésta es injusta. La sociedad a veces no termina de entender algunas decisiones judiciales, ¿por qué esa falta de conexión con la sociedad?
-Es complicado saber cuál es la razón de esa percepción, pero en general, yo creo que es positiva. Tengo la sensación que lo que no entienden son ciertas resoluciones judiciales. Ciertamente en los medios de comunicación no salen los trabajos bien hechos porque no son noticiables. Creo que el problema viene por una falta de comunicación. En otro países se han implantado algunos sistemas muy efectivos. En Estados Unidos, en los juzgados existe una figura semejante a un relaciones públicas que atienda a los ciudadanos desde el momento que entran por la puerta. Es un poco que la entrada en un juzgado se haga con cariño, si me permite la expresión.  
-¿Qué percepción cree que los melillenses tienen de la justicia en la ciudad?
-Supongo que depende de la experiencia de cada uno con la Administración de la justicia, pero, en general, creo que es más positiva de lo que se piensa. Creo que hacemos un esfuerzo grande en que los jueces se perciban próximos a la sociedad y también depende de la rapidez con la que se tramiten sus asuntos. Esto es lo que podemos mejorar y por eso necesitamos los medios personales y materiales para hacerlo realidad.

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