Los jóvenes españoles están a la cola de Europa en cuanto a emanciparse de casa según datos del Eurostat. De los casi 7 millones de jóvenes de entre 16 y 29 años, un total de 5,5 millones no pueden emanciparse. Los motivos el elevado precio de la vivienda y por los bajos salarios. El Faro ha salido a la calle a preguntar a los jóvenes de Melilla los problemas que ven a la hora de poder irse de casa.
La edad media a la que los jóvenes se emancipan es a los 29,8 años, cifra que se encuentra 3 puntos por encima de la media europea, que se sitúa en los 26 años. El resto, que no puede independizarse supone el 82,7% de las personas entre 16 y 29 años. Este es uno de los problemas en los que se centran los más de 30 debates que se están promoviendo ya en todo el mundo en el marco del Foro Internacional UIA 2022 “Affordable Housing Activation”, que culminará en Madrid el 18, 19 y 20 de mayo.
Asimismo, a la precariedad laboral hay que sumarle los elevados precios de las viviendas, que se han incrementado a un ritmo mucho más acelerado que el de los salarios: al comienzo de la burbuja financiera, a finales de los noventa, y hasta el comienzo de la crisis económica de 2008, las viviendas aumentaron su valor en un 300% y, sin embargo, los salarios crecieron tan solo en un 60%.
En un país en el que el metro cuadrado de una vivienda en propiedad es de 2.128 euros el metro cuadrado, se hace difícil para los jóvenes poder adquirir una vivienda. El alquiler tampoco es una solución, como nos dice Sufian, los precios de las viviendas en alquiler en Melilla están por las nubes y una persona sola no puede costearse un alquiler de 600 euros, sobretodo las personas que vienen de fuer a estudiar y no tienen ingresos. Él tiene 26 años y sigue viviendo con sus padres aunque va a independizarse pronto porque aunque ha estado estudiando ahora trabaja. Para él el trabajo que hay en Melilla es precario, o trabajas en la hostelería o en una tienda. La otra opción para él es entrar en el ejército y así tener un trabajo fijo con el que te puedas ir a vivir solo.
Es la misma razón por la que el resto de jóvenes siguen viviendo en casa de sus padres como Adam. Si no tienes suficiente dinero, dice él, es imposible mudarte y tienes que depender de tus padres. Ahora está opositando para policía y espera poder hacerlo pronto. Por ahora el futuro lo ve muy negro. Como también lo ve Amanda. Ella está estudiando magisterio y trabaja por las tardes dando clases a niños. Pero claro, como bien explica, eso no da el suficiente dinero como para poder emanciparse. Ella ahora tiene 22 años pero cree que a cierta edad tiene que dejar un poco a los padres e irse a vivir sola y espera que a los 25 años pueda hacerlo. El principal obstáculo para ella es encontrar trabajo como al de muchos jóvenes, dice, que les es imposible encontrar un trabajo en el que no piden experiencia. Si no contratan a nadie sin experiencia, esa persona no tendrá experiencia porque no la ganará en ningún sitio y así en bucle nos explica Amanda. Cuando termine la carrera está pensando en estudiar unas oposiciones para poder cumplir su deseo de vivir sola a los 25 años.
El trabajo es el mismo impedimento que encuentra Mohamed, aunque para él vivir con su madre y sus hermanos es mucho mejor, piensa que independizarse es una obligación pero el precio del alquiler, muy disparado en Melilla, hace complicado el irte a vivir solo.
En el lado contrario están aquellos que de independizaron pronto pero les hubiera gustado hacerlo mucho antes. Es el caso de Lucia. Ella se fue a vivir sola a los 24 años pero le hubiera gustado irse antes. Las condiciones laborales y los estudios, que cada vez se alargan más si se quiere entrar en el mercado laboral, propiciaron que Lucía no pudiera irse antes de casa.
Otras personas sí que tuvieron suerte a la hora de encontrar trabajo e irse de casa. es el caso de Youssef, él se fue de casa a los 25 años. El precio del alquiler en aquella época, tal y como nos explica, más económico que ahora favoreció que se fuera de casa. Además conserva el mismo trabajo que le ayudó a emanciparse. La situación de los jóvenes de Melilla en este momento no acompaña para nada según él.
Mohamed también se fue muy pronto de casa. A los 19 años se fue fuera de Melilla y tuvo que volver a empezar a estudiar otras cosas. Ahora, a los 27 años, se considera una persona afortunada aunque piensa que todo el mundo tiene suerte pero que tiene que salir a buscarla. Él tuvo que sacrificar el estar cerca de su madre y sus hermanos para buscarse la vida fuera de nuestras fronteras como ya lo hicieron nuestros abuelos en su día.
Algunas historias se repiten. Los jóvenes de Melilla encuentran difícil encontrar trabajo en su ciudad, y mucho más el poder alquilar una vivienda y dejar atrás la casa de sus padres para empezar una nueva vida solos. Algunos consideran que este mercado laboral, cada vez más precario, la única solución para tener un sueldo decente y poder pensar en el futuro es hacerse funcionario.