Categorías: Tribunales y Justicia

Los implicados en el altercado del Viernes Santo acuden al juzgado

La defensa de la familia Tuhami quiso ayer ante el juez desligar el enfrentamiento de cualquier motivación religiosa. Los implicados en el altercado en el bar Sadia en el callejón David Melul el pasado Viernes Santo, durante la procesión de la Soledad, comparecieron ayer ante el juez. La defensa de la conocida como la familia Tuhami quiso desligar de lo ocurrido las motivaciones religiosas, alegando que en ningún momento sus defendidos profirieron insultos a la imagen de la Virgen. El ex legionario Ramón Bugallo también compareció en los juzgados de Melilla y mantiene que simplemente el hecho de estar “gritando y mofándose durante una procesión ya revienta la misma”, aseguró a El Faro.
Uno de los hermanos Tuhami declaró ayer en la puerta de los juzgados que en ningún momento existieron motivos religiosos en el altercado durante la procesión de la Soledad, y rechazó que se les juzgue por un supuesto delito contra el sentimiento religioso. Sería la primera vez que llega a los juzgados un delito de estas características en Melilla.
En lo que sí insistieron los hermanos Tuhami es que fue Bugallo el que mantuvo en todo momento una “actitud muy agresiva”.  Por su parte, el ex legionario insistió en que los Tuhami quieren desvincular el hecho de los motivos religiosos y dijo no entender que éstos huyeran, cuando acudieron al lugar los agentes de la Policía Nacional y Local. “Si son inocentes como dicen ¿por qué huyeron?”, apostilló.
Además, la familia Tuhami ha denunciado a varios agentes policiales por agresiones sufridas durante la detención, que a juicio del ex legionario, es un intento de desviar la atención.
Para Bugallo, cualquier persona que provoca un altercado durante un acto público, como es el caso de una procesión, ya está “reventando” el evento en cuestión, por lo que debe ser enjuiciado.  Además, Bugallo dice no entender cómo alguien puede sentirse agredido por una mujer embarazada, el caso de su esposa, también implicada en el altercado, y su mascota, un perro de pequeñas dimensiones, parecido a un Yorkshire. Desmintió así algunas declaraciones vertidas que apuntaban que tenía un Rotweiler.
El Juzgado de Instrucción número 5 es el que se está encargando de este caso, cuyo juicio podría celebrarse en unos tres meses, según ha podido saber este diario.

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