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Los hosteleros, en alerta

Los hosteleros de la ciudad han dado la voz de alerta ante la visita indeseada de un hombre de unos treinta años que lleva una semana comiendo en bares y restaurantes de la ciudad sin pagar la cuenta.

El ‘gorrón’ es de gustos refinados y acostumbra a pedir siempre una botella de buen vino, marisco o entrecot y postres caseros, que si no, no los quiere.
A la hora de pagar la cuenta, que por lo que sabemos hasta ahora oscila entre los 48 y 70 euros, el ‘gorrón’ entrega una tarjeta de crédito que no tiene saldo. Cuando se la devuelven, le dice con tranquilidad al camarero que no tiene dinero, que llame a la Policía si quiere.
Y es aquí donde la cosa de pone difícil porque muchos hosteleros no denuncian pensando en las tasas judiciales, en lo lenta que va la justicia y en lo absurdo que les parece ir ante un juez para reclamar 48-70 euros.
Y ésta es precisamente la razón por la que el ‘gorrón’ sigue haciendo de las suyas. También porque en ocasiones, los hosteleros llaman a la Policía y los agentes no aparecen por el local.
Aquí tenemos un problema. ¿Qué pasa si ahora se pone de moda el ‘simpa’ en Melilla?
No sabemos si el ‘gorrón’ es de la ciudad, aunque todo apunta a que viene de la península. En una ocasión dijo que era de Alicante y en otra, que venía de Motril. Quizás en Madrid, su caradura podría pasar inadvertida, pero en Melilla nos conocemos todos o casi todos, que no es lo mismo, pero es igual.
Y gracias a una de las hosteleras estafadas por el ‘gorrón’ tenemos la foto del susodicho. La imagen, publicada por El Faro, ha corrido como la pólvora por las redes sociales y por WhatsApp.
De momento sabemos que el ‘gorrón’ ha hecho estragos en El Parnaso, la cafetería Arenal y en el bar Mediterráneo del Hipódromo, conocido como La Brasileña.
Si a estas horas no ha cogido aún el barco de vuelta a la península, puede que volvamos a tener noticias de sus famosos ‘simpas’.
En cualquier caso, la Asociación de Hosteleros de la ciudad ya ha corrido la voz entre sus miembros para que no caigan en la trampa.
Cuenta su presidente, Hassan Amaruch, que en 40 años que lleva vinculado a la hostelería nunca había visto un estafador como éste en Melilla.
La Policía también está alertada, aunque poco puede hacer porque si el dinero que el ‘gorrón’ deja de pagar en el restaurante no llega a los 600 euros, no hay mucho que hacer.
Así están las cosas. Unos se matan a trabajar y otros nadan a sus anchas en las lagunas de nuestro sistema legal.
De momento, sólo queda estar alertas. Todos, camareros, hosteleros y usuarios. Si el ‘gorrón’ quiere comer como un rey, que se vuelva a la península. Aquí no lo queremos. Y la Policía debería llamarlo a capítulo porque un estafador así, con toda probabilidad no tiene un expediente delictivo impecable. Una persona no se dedica a los ‘simpas’ de un día para otro.

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