Los estudios sobre VIH no analizan las variables específicas de la mujer

La discriminación social es mayor en el caso de las europeas que padecen sida.

Para estudiar la situación de la mujer con VIH nace un programa europeo, aún en fase de desarrollo, conocido como SHE (Strong, HIV Positive, Empowered Women), que como carta de presentación acaba de organizar una jornada en Madrid con profesionales sanitarios de varios países de Europa.
Trabajos previos realizados por la coordinadora en España de este proyecto, María José Fuster, muestran que las mujeres con VIH perciben más discriminación y tienen una peor salud psicológica y, en general, menos calidad de vida que los varones.
“En cierto modo se repite lo que ya sucede en otros ámbitos de la sociedad, como el laboral. A esto hay que añadir que en ellas se advierte una percepción mayor de sufrir algunos efectos secundarios, como por ejemplo, la lipodistrofia (redistribución de la grasa que se acumula en unas zonas del cuerpo y se pierde en otras); les preocupa más ese impacto de la enfermedad y de los tratamientos en su aspecto físico”, explicó.
De ahí la importancia que los expertos conceden a la necesidad de investigar más con un enfoque de género, situación que ha mejorado de forma significativa en los últimos años, según se indicó desde SHE.
La menor presencia de la mujer en los estudios tiene también su origen en el hecho de que cuando se empezó a investigar en el VIH, las vías de transmisión estaban relacionadas casi exclusivamente con los homosexuales y los usuarios de drogas. De hecho, el 70% de las infecciones se producían en estos últimos y la mayoría eran hombres. Según la doctora Celia Miralles, supervisora médica del SHE en España, “ahora la principal vía de contagio es la sexual y dentro de ésta la homosexual, pero en los casos de transmisión heterosexual, las mujeres están a la cabeza. En cualquier caso, aunque se investiga más, aún no es suficiente. En los estudios clínicos no se supera el 30% de inclusión de féminas. Aún son casos contados los ensayos que buscan específicamente datos respecto a la mujer”.

Más vulnerable

A la hora de contraer la infección la mujer tiene una mayor vulnerabilidad, en primer lugar, por cuestiones biológicas, con un riesgo dos veces mayor de infectarse que un hombre en una relación sexual.
Otras desventajas son de carácter socioeconómico. Aunque se ha evolucionado mucho, los roles tradicionales de género siguen teniendo mucha fuerza en nuestro país y en otros países de Europa, según se informó desde SHE.
En general, la mujer tiene menos libertad a la hora de tomar decisiones sobre si hacer o no sexo seguro, desconocen mucho más su cuerpo y existen muchos lugares en el mundo donde aún son dependientes de su marido, se destacó desde esta organización. El VIH es una infección que todavía y pese a la información disponible genera estigma. Miralles añadió que “además, no podemos pasar por alto que las mujeres tienen cargas familiares, son cuidadoras de sus hijos, de sus maridos y de sus mayores y todo eso las lleva muchas veces a dejar el cuidado de la salud en un plano secundario”.

Efectos diversos del virus

A  nivel físico también existen diferencias por sexos respecto al comportamiento del virus en sangre o el efecto de la medicación antirretroviral. Así con iguales niveles de marcadores bioquímicos, la mujer tiene mayor probabilidad de que la enfermedad progrese más rápido y hay algunos efectos secundarios que sufre de manera diferente.
Los tratamientos están menos estudiados que en los hombres. “Las mujeres tenemos una composición corporal diferente, lo que influye en la dosis farmacológica y en la seguridad y tolerancia a largo plazo. Y esto es algo que no se tiene suficientemente en cuenta. El componente sociocultural también influye: a veces cuando las mujeres no cumplen la terapia se debe normalmente a que están más preocupadas por el cuidado de su familia, actúan bajo el miedo al estigma y en general les cuesta más acudir a la consulta para hablar sobre ello”, aseguró Miralles.
“Es cierto que los profesionales no prestamos toda la atención que merecen aspectos como el deseo de quedarse embarazas o de utilizar contracepción. Son asuntos que no suelen formar parte de las entrevistas clínicas cuando sí deberían hacerlo”, admitió Miralles.
SHE es un programa que se aplica en los hospitales con el objetivo de que se desarrollen unidades específicas en estos centros . La meta es que las mujeres con VIH obtengan una mejora calidad de vida.

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