Categorías: Tribunales y Justicia

Los dos testigos principales del caso se sienten perseguidos por la Policía

Juan José García Plaza, el agente nacional al que en febrero le hallaron 114 kg de hachís en su coche, cree que es mucha casualidad que eso haya sucedido poco antes del juicio. Miguel Gómez Vázquez dice que l a él e buscaron la ruina. Juan José García Plaza y Miguel Gómez Vázquez, dos de los testigos principales del ‘caso Novolujo’, que declararon ayer en la sección VII de la Audiencia Provincial de Málaga aseguraron ante el juez que se han sentido perseguidos por algunos de los diez policías nacionales sentados en el banquillo, acusados de cometer presuntas irregularidades durante la investigación del ‘caso Novolujo’.
García Plaza es el agente del Cuerpo Nacional de Policía al que el pasado 28 de febrero la Guardia Civil del Puerto de Melilla le halló 114 kilogramos de polen de hachís en los guardabarros delanteros y traseros de su coche. Según dijo ayer en su declaración, le parece “casualidad” que le encontraran la droga poco antes de la celebración de la vista, porque aunque no tiene pruebas, afirma que está convencido de que alguien le han hecho eso para restarle credibilidad a su testimonio.
El presidente del Tribunal, al escuchar esta declaración, arremetió contra García Plaza porque se sintió aludido. “No voy a permitir que se ponga en duda la connivencia del presidente del tribunal con el grupo policial”, le aseveró.
Por su parte, Gómez Vázquez dijo alto y claro que se siente perseguido por un amigo de Juan Belver, el entonces jefe del grupo policial que investigó el ‘caso Novolujo’ y que forma parte de los acusados.
También apuntó que con la difusión de las escuchas telefónicas que le hicieron y que aún no le han notificado, le “buscaron la ruina familiar”, ya que su mujer al leer detalles personales, le echó de casa y tuvo que malvivir durante meses.
Tanto García Plaza como Gómez Vázquez aseguran que fueron tachados de ‘topos’ durante la investigación y que a ambos les pincharon los teléfonos.
Los dos testigos tienen también en común que han sido tachados de narcotraficantes. García Plaza, con pruebas (los 114 kilos que le hallaron hace quince días en su coche) y Gómez Vázquez a través de un rumor difundido en Melilla, que él denunció por vía interna en la Comisaría.

Un agente de la UDYCO
El policía nacional al que le hallaron 114 kilos de hachís el pasado 28 de febrero era miembro de la UDYCO (Unidad de Droga y Crimen Organizado) y entre 2001 y 2002 participó en la investigación del ‘caso Novolujo’.
Juan José García Plaza asegura que en su trabajo le pusieron “una cruz negra” a raíz de entregar una cinta de audio al comisario de Melilla en esa época (Julián Sáez de Arenillas), en la que Mohamed Halifa Azman, el presunto cabecilla de la trama de blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico, aseguraba que le habían ofrecido el expediente del ‘caso Novolujo’ por 48 millones de pesetas (que luego le rebajaron a 40 millones).
Supuestamente, apuntó García Plaza, el comisario Sáez de Arenillas había enviado la grabación a Asuntos Legales, pero él nunca supo más del tema.
Lo que sí sabe es que a partir de ese momento le empezaron a negar el ascenso, le quitaron destinos, le rechazaron las peticiones para hacer cursos y no le dieron el traslado solicitado.
Además, añadió que durante la ‘Operación Ave’ le intervinieron el teléfono e incluso le hicieron seguimiento con un coche camuflado de la Policía, pese a que él y Carlos Alberto Ejido fueron los que iniciaron la investigación que luego se convirtió en el ‘caso Novolujo’ ya que detectaron cambios de vida de alguien que estaba cobrando el paro y tenía mucho patrimonio. Mientras él decía esto, Carlos Alberto Ejido hacía un gesto de negación con la cabeza.
La cinta de la extorsión, aclaró ayer García Plaza en su declaración, fue grabada en las naves del Polígono, frente a la sede de Novomueble, en el interior de un coche.
El agente identificó ante el juez, bajo juramento de decir la verdad, a las personas que aparecen en la cinta: Halifa, el policía nacional Carlos Alberto Ejido (sentado en el banquillo de los acusados), la esposa de éste (Sonia) y el propio García Plaza. También afirmó que es Halifa la persona que dice que  le habían ofrecido el expediente del ‘caso Novolujo’ por 40 millones de pesetas.
Esta versión la ratificó el otro testigo, Miguel Gómez Vázquez, al que García Plaza le había dejado escuchar la cinta. En su declaración, Gómez Vázquez recalcó que García Plaza tenía la grabación escondida porque temía que le hicieran un registro para confiscársela.
También subrayó que cuando Juan Belver (ex jefe del grupo que investigó la trama de blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico) supo de la existencia de esa cinta, le dijo que le iba a buscar la ruina.
Según el agente ahora en prisión tras el hallazgo de 114 kilos de hachís en su coche, él está convencido de que en la ‘Operación Ave’ había un topo porque cuando llegaban a hacer un registro, siempre los estaban esperando. “Sólo les faltaban las tacitas de café”.
Por si no había quedado meridianamente claro, a preguntas de su abogado, García Plaza dijo que estaba convencido de que el hallazgo de la droga en su coche le restaba credibilidad a su testimonio contra los diez agentes que investigaron el ‘caso Novolujo’.

El Lute
García Plaza también identificó ayer a Pedro Fernández Antón, ‘El Lute’, como la persona a la que en la cinta llaman ‘el lugarteniente’. Se trata de un funcionario de la Policía Nacional “que llevaba muchos años trabajando con Juan Belver y era su mano derecha”.
A esta persona se la relaciona en la cinta, presuntamente, con el pago de doce millones de pesetas a cambio de filtraciones policiales.

El lanchero ‘fantasma’
Otro de los momentos álgidos de la segunda jornada del juicio contra los diez policías nacionales que investigaron el ‘caso Novolujo’  fue cuando Juan José García Plaza comentó que un lanchero que trabajaba para Halifa aceptó declarar como testigo ante un juez para asegurar que él había comprado un coche pagado por Halifa para Juan Bervel.
Según García Plaza, él medió, por orden del comisario Sáez de Arenillas, con personal del Consulado español en Marruecos para conseguir sacar de la prisión de Nador al lanchero y que éste testificara contra Juan Belver.
El lanchero salió de prisión, pero lo mataron “de dos tiros”. Se llamaba, José Ortega, según recuerda García Plaza.
El abogado de Juan Belver, en su turno de preguntas, pidió a García Plaza que diera pruebas de que ese lanchero existió y el presidente del tribunal le cortó de tajo para decirle que no preguntara cosas que se podrían demostrar con una partida de nacimiento.
Así terminó ayer la declaración de Juan José García Plaza, que llegó a la sala de vistas acompañado de dos policías nacionales ya que está en prisión preventiva después de que le hallaran los 114 kilos de polen de hachís en su coche el pasado 28 de febrero.
Durante su declaración, García Plaza se mostró respetuoso y tranquilo. Con el gesto preocupado salió de la sala sin mirar a ninguno de los agentes que estaban sentados en el banquillo. Sólo el comisario Germán César Rodríguez se dio la vuelta para mirarlo cuando salía de la sala.

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