Editorial

Los comercios del Rastro lo pasan mal

Los comerciantes del Rastro están hartos de que las obras que se desarrollan en su zona no acaben nunca y, ciertamente, la calle García Cabrelles, por ejemplo, lleva meses abierta sin que todavía se vea una finalización en el horizonte siquiera a medio plazo. El hecho de que no haya tráfico y los coches no puedan aparcar está llevando a estos comercios a perder buena parte de sus ventas y los ingresos están cayendo en picado.

El malestar es patente entre los dueños de estos negocios, que han comentado a El Faro su intención de contratar a un abogado que defienda sus intereses ante la Ciudad Autónoma, como pudiera ser la solicitud de ayudas económicas que les permita hacer frente a la situación tan delicada por la que están pasando.

De hecho, durante la campaña electoral, representantes del PP que hoy se sientan en el Consejo de Gobierno criticaron duramente el hecho de que el anterior Ejecutivo no solo no actuara correctamente en la planificación de las obras sino que tampoco había arbitrado medidas económicas para ayudar a los afectados. Por este motivo cabe esperar que ahora, desde la dirección de la Ciudad Autónoma, trabajen en alguna línea de apoyo a este sector tan castigado por unas actuaciones cuanto menos raras, con la empresa que gana el concurso de la contratación renunciando a favor de la segunda en el ráking aún perdiendo los 70.000 euros de la fianza que ya había depositado. Pero ese es otro tema que se irá dilucidando en el futuro.

Lo actual y lo importante en estos momentos es que se escuchen las demandas de este colectivo, que se examine cómo podría ayudársele y arbitrar la manera de hacerlo. La Ciudad Autónoma es responsable de las obras y, en consecuencia, debería serlo también en la reparación de los daños económicos, aunque la cosa sea achacable al Gobierno anterior.

Lo que sí se ha hecho ya y los comerciantes lo aprecian es una notable limpieza de choque de toda la zona, que realmente se estaba convirtiendo en un estercolero y, como es lógico, tampoco invitaba mucho a los melillenses a hacer las compras en esos lugares. Pero las acciones públicas no pueden quedarse ahí.

Es muy importante también que se analice qué pasa con esas obras, por qué tardan tanto, qué provoca que sean tan lentas, y se actúe de acuerdo con las conclusiones que se obtengan porque son ellas las principales responsables de la ruina económica de estos negocios, situados en un lugar que podría considerarse la continuación del centro comercial histórico de la ciudad.

 

 

 

 

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