Gracias a la colaboración entre el Gobierno local y la Comandancia General, se ha restaurado la cruz celta de la parte superior del mayor mausoleo militar de Melilla.
El Gobierno melillense ha restaurado parte del principal mausoleo militar de la ciudad autónoma, el Panteón de los Héroes, localizado en el Cementerio de La Purísima. El conjunto escultórico que forma, sirve de descanso a los restos de soldados que han participado en diversas campañas desarrolladas en Melilla o en sus alrededores.
En la jornada de ayer, miembros del Ejecutivo local, con su presidente Juan José Imbroda a la cabeza, visitaron la tumba para evaluar en persona como se están llevando a cabo las tareas de remozado. Asimismo, también acudió el comandante general de Melilla, Álvaro de la Peña.
El consejero de Economía y Hacienda, Daniel Conesa, fue el encargado de detallar ante los medios de comunicación algunas de las actuaciones que se han llevado a cabo para frenar el deterioro del panteón. Ante todo, el dirigente del Ejecutivo local destacó que la restauración la están llevando a cabo los alumnos de la Escuela Taller de la ciudad autónoma, en concreto los de la rama de Patrimonio. “Están realizando una labor extarordinaria”, señaló Conesa, quien recalcó que los alumnos participantes han recibido formación durante dos años y actualmente se encuentran en la recta final de su aprendizaje.
Asimismo, recordó que antes de acometer esta tarea, en la que están trabajando principalmente con piedra, hicieron lo propio con diversos tronos de Semana Santa que se habían deteriorado con el paso del tiempo. “Se trata de jóvenes que no tenían ninguna experiencia formativa y laboral y que ahora son capaces de llevar a cabo trabajos tan complicados como éste”, celebró Conesa.
Por su parte, el director de la Escuela Taller, Luis Manuel Cardiallaguet, explicó a los medios de comunicación que el mausoleo cuenta con diferentes deficiencias causadas por el paso del tiempo, ya que fue construido con piedra caliza y hierro pese a su ubicación próxima al mar, y sin tener en cuenta la condensación de humedades.
Primera fase
De momento, se ha acometido una primera fase de restauración, que afecta principalmente a la cruz celta que corona la parte alta del mausoleo, y que corría un “eminente riesgo” de caída. “Se había construído con materiales con fecha de caducidad. A partir de un estudio preliminar, comenzamos a buscar los elementos más adecuados para su restauración”, explicó.
Para la segunda fase, se trabajará sobre las vidrieras de la cripta, que durante años “cerraron herméticamente la cámara y provocaron que se pudrieran las piezas de hierro”. Así pues, se cambiará este material por elementos de alumnio. “Es esencial que la parte superior ‘respire’, algo que no se hizo en su día”, añadió.
Por otro lado, Cardiallaguet valoró el trabajo que han realizado los alumnos y calculó que el precio de la restauración, de haber sido llevada a cabo por una empresa, hubiese supuesto un desembolso similar al coste de los dos años que dura cada periodo de formación de la Escuela Taller.
“Nuestra vertiente es doble: La de formar a nuevos trabajadores en profesiones que se están perdiendo y actuar directamente sobre nuestro patrimonio. La entidad con la que colaboremos durante las prácticas del curso es lo de menos, ya que el principal beneficiado es la historia local”, concluyó el director de la Escuela Taller.
El mausoleo es testigo mudo de un siglo de la historia de Melilla.
El panteón se construyó con el sobrante de las cantidades recaudadas para los heridos y fallecidos de la campaña militar de 1909, alrededor de 80.000 pesetas.
El rey Alfonso XIII fue el encargado de poner la primera piedra el 7 de enero de 1911, durante su segunda visita a Melilla. Hoy día constituye uno de los espacios arquitectónicos más importantes del camposanto local.
Elaborado en piedra y mármol, entre sus paredes hay enterrados 22 laureados de San Fernando, mientras que en su sótano se cuenta con restos de la batalla de Monte Arruit, donde se contabilizaron casi 3.000 cráneos de víctimas.