La Guardia Civil pudo descubrir al subsahariano gracias al ‘detector de latidos’. El inmigrante tuvo que ser trasladado a urgencias porque respiraba con dificultad. La Guardia Civil señala que una vez más hay que agradecer a la fortuna “que una persona haya podido ser localizada a tiempo de evitar un desenlace fatal para su integridad, visto el lamentable estado físico en el que fue encontrada, fruto del tiempo que permaneció enclaustrada”. De hecho, tras ser liberado del receptáculo en el que se encontraba oculto, el inmigrante tuvo que ser trasladado al servicio de urgencias médicas debido a que presentaba dificultades para respirar.
Los hechos ocurrieron el pasado viernes por la mañana en la frontera de Beni Enzar durante el control de vehículos que pretendían entrar en la ciudad. Entre los vehículos inspeccionados ese día por los agentes de la Guardia Civil estaba un turismo marca Renault, modelo R-12, de color blanco y matrícula de Marruecos. En su interior, aparentemente sólo viajaba su conductor.
Después de un primer registro, los agentes examinaron el vehículo con el detector de latidos, cuyos sensores de ritmo cardiaco detectaron la posible presencia de algún ser vivo en el interior del automóvil. Por ese motivo los guardias civiles procedieron a realizar un nuevo reconocimiento del mismo, esta vez de manera más exhaustiva. Gracias a ello pudieron localizar una chapa metálica bajo los asientos delanteros del vehículo. Los agentes necesitaron utilizar medios mecánicos para lograr retirar tanto los asientos como la chapa y descubrir un pequeño habitáculo perfectamente construido. En su interior se encontraba una persona de rasgos subsaharianos. Cuando por fin lograron liberarlo, los agentes comprobaron que el inmigrante presentaba signos evidentes de entumecimiento, mareo, alteraciones respiratorias y agitación nerviosa. Debido a su estado, fue llevado inmediatamente al servicio de urgencias para ser sometido a un examen médico. El facultativo reseñó que el paciente mostraba una “agitación extrema en el ritmo cardiaco”. No obstante, pasado un tiempo, consiguió recuperarse y su estado de salud volvió a la normalidad.
El inmigrante, tiene 25 años, no portaba documentación, pero asegura que proviene de Mali. En primer lugar, como ocurre siempre en estos casos, fue conducido al juzgado, donde prestó declaración en calidad de testigo. Y posteriormente, los guardias civiles lo entregaron a la Policía Nacional para que le fuera aplicada la Ley de Extranjería.
El conductor y único ocupante del vehículo fue detenido. Es de nacionalidad marroquí y cuenta con 28 años de edad. Tiene su lugar de residencia en el país vecino y su identidad se corresponde con las iniciales M.L. Los agentes de la Guardia Civil lo condujeron ante el juez como presunto autor de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, conocido habitualmente como ‘tráfico de personas’. Según la nota de la Comandancia de la Guardia Civil, pertenece a una organización dedicada a la introducción de inmigrantes de manera ilegal en Melilla.
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