Categorías: Editorial

Lo que nos falta

EL portavoz nacional de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), Juan Antonio Delgado, aseguró ayer a El Faro que en Melilla siguen haciendo falta cien agentes de la Benemérita más para cubrir la vigilancia del perímetro fronterizo y menos “parches” en la valla. La petición en sí da reparo, sobre todo, porque no es la primera vez que la hacen y a estas alturas la ciudad atraviesa la mayor crisis migratoria desde 2005. Si necesitamos un centenar más de guardias civiles (ahora hay en torno a 590), ¿quiere decir eso que estamos mal vigilados?
Para AUGC la solución al problema de la falta de efectivos a pie de valla no pasa en ningún caso por desplazar agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) a Melilla de manera puntual, como hizo Interior la semana pasada, sino funcionarios destinados de forma permanente.
Pero soluciones al problema fronterizo hay muchas y muy variadas. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) no ve descabellada la idea de organizar una Policía de frontera como la que Estados Unidos ha puesto en su frontera con México.
Para la Unión Federal de Policía (UFP), la solución incluye desplazar a Melilla a agentes de Frontex (la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores).
Sin embargo, todos coinciden en señalar que no podemos empezar la casa por el tejado. Es necesario hacer “algo” en los países de origen de las personas que terminan saltando la valla.
Y el primer “algo” lo anunció el pasado viernes el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, cuando adelantó que entre España y la Unión Europea han destinado 620.000 euros para formar a agentes en Mauritania de manera que puedan frenar, conjuntamente con policías de Mali y Senegal, a los 40.000 inmigrantes que, según el Gobierno marroquí y los servicios de inteligencia españoles, están a la espera de llegar a España.
En cuanto a los parches, quizás haya que reflexionar un poco. Lo que viene a decir AUGC es que no pueden tomarse medidas en caliente en la valla.
Basta echar la vista atrás para acordarse de los 20 millones de euros que costó la sirga tridimensional que ahora no sirve de mucho. También habría que valorar cuánto costaron los flejes que se colocaron en lo alto de la valla y que esta semana se empezaron a retirar porque los inmigrantes los usan como trampolín para entrar en Melilla. Ahora vamos a tapizar la valla con malla antitrepa y la pregunta es obvia: ¿Y si no funciona, qué vamos a hacer?

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