Ante las máximas autoridades civiles, militares y policiales de la ciudad, el teniente coronel de la Guardia Civil aseguró que no comparte las opiniones que apuntan a un mal funcionamiento de los pasos fronterizos entre Melilla y Marruecos. Ambrosio Martín Villaseñor lanzó este mensaje ayer, durante su discurso con motivo de la celebración del día la patrona de la Guardia Civil. Cierto que esta conmemoración no es el escenario más idóneo para hacer un pormenorizado análisis de las dificultades en el tránsito de personas, vehículos y mercancías entre ambos países, pero tampoco el momento se prestaba para juegos malabares dialécticos ni para trucos de magia que confunden ilusión con realidad.
Si el máximo responsable de la Benemérita no ve problemas en las largas esperas que se producen periódicamente para transitar en automóvil entre Melilla y Marruecos, si no considera intolerable los apedreamientos que padecen los agentes, si no le preocupan las condiciones laborales de los guardias civiles a su mando, si no le inquieta la falta de medios en los pasos fronterizos, si no le irrita el poco respeto de muchos ciudadanos del país vecino hacia los miembros de la Benemérita, si no le parece inadmisible la ‘ocupación’ marroquí de la denominada ‘tierra de nadie’, si considera normales los periódicos cierres de una frontera de la Unión Europea por incidentes de todo tipo, si sólo le producen desasosiego, ansiedad, intranquilidad o angustia las críticas de los guardias civiles hacia él mismo y una parte de los mandos... si ésa es la percepción de la realidad y ésos son los desvelos del teniente coronel, quizá debería prestar un último servicio a la Guardia Civil, dar un paso al frente y abandonar voluntariamente la Comandancia. En cualquier caso, si como es previsible sigue en el cargo y continúa con su ascenso imparable por el escalafón, los responsables políticos y policiales que sí ven con preocupación la situación que se vive a diario en los pasos fronterizos de nuestra ciudad deberán hacerse a la idea de que no es posible contar con el teniente coronel Martín Villaseñor en la búsqueda de soluciones.
No se puede señalar a un único responsable de la preocupante situación de la frontera y, desde luego, no sería justo poner al culpable el nombre y los apellidos de teniente coronel de la Guardia Civil en Melilla. No sería honesto cargar en solitario a Martín Villaseñor con toda la culpa, como tampoco será justo mencionar su nombre cuando algún día haya que recordar a quienes colaboraron para que Melilla dejara de tener unos pasos fronterizos tercermundistas. Es imposible exigir colaboración a quien no es capaz de ver la realidad.
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