Categorías: Editorial

Lo que diga el que manda

La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) no desfallece en su petición de un protocolo para que los agentes sepan cómo actuar ante un asalto o entrada de inmigrantes.

En realidad, lo que exige a la Dirección General de la Guardia Civil es saber si se ajustan a la ley algunas de las intervenciones que se llevan a cabo ante el vallado fronterizo. De momento, mientras esperan que algún día les hagan entrega de ese documento, la ley que vale es la del mando que en cada momento se encuentra al frente del operativo cuando se produce el asalto. Hasta ahora el Ministerio del Interior no ha puesto en duda ninguna de estas intervenciones. Al contrario, ha apoyado todas ellas. Hasta las más polémica de todas. Aquélla ocurrida en Ceuta y que acabó con la muerte de varios inmigrantes. Ese suceso ha marcado la labor de los agentes en la ciudad caballa, sobre todo teniendo en cuenta que varios guardias civiles de los que intervinieron aquel día han sido identificados y tendrán que dar explicaciones ante el juez. Sólo así se entienden las diferentes ‘legislaciones’ que rigen en cada una de las ciudades autónomas. El pasado jueves, por ejemplo, un grupo reducido de inmigrantes intentó superar el vallado fronterizo en Ceuta. Tres consiguieron burlar el dispositivo policial de Marruecos y uno de ellos llegó hasta la parte del vallado más cercana a territorio español. Se quedó enganchado en la alambrada. Los guardias civiles le facilitaron una escalera para que pudiera bajar, comprobaron que no tenía ninguna herida (se había protegido en cuerpo con varias capas de ropa), le condujeron a dependencias de la Policía Nacional y luego fue llevado al CETI para tramitar su ingreso.
La escena, vista desde Melilla, puede resultar extraña y hasta sorprendente. Aquí ha ocurrido que, cuando algún subsahariano se ha negado a bajar de la alambrada, se ha optado por permitir la entrada de efectivos policiales marroquíes para convencer a los inmigrantes con argumentos sólo ‘legales’ al otro lado de la frontera. Otras veces, cuando se ha ofrecido una escalera a los inmigrantes, ha sido para conducirlos automáticamente a Marruecos una vez que han puesto un pie en el suelo. Ocurrió en uno de los intentos de salto por Barrio Chino. En otras ocasiones, los mandos que en ese momento se han encontrado al frente del operativo han impedido que los sanitarios de la Cruz Roja atendieran a los inmigrantes. Y finalmente, todos los subsaharianos que intentan llegar a nuestra ciudad vienen con la indicación clara de correr hacia el CETI o la Jefatura Superior de Policía una vez que pisan suelo español. La opción de subirse a un coche de la Guardia Civil para ser llevado a la Comisaría la tienen totalmente descartada.
A pesar de estas evidentes diferencias, está más que claro que en Melilla y Ceuta los agentes de la Benemérita actúan de la ‘misma’ manera: Hacen exactamente lo que decide quien está en cada momento al mando. Otra cosa es que no tengan nada que ver las órdenes que se dan en una de las ciudades autónomas con las que se imparten en la otra.

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