Empieza este fin de semana un largo puente festivo que permitirá que cientos de melillenses salgan de la ciudad para pasar unos días fuera de la ciudad. Los destinos que se eligen para estas fechas son muy diversos: Madrid, Canarias y Málaga aparecen como los favoritos y este año se les une también Galicia y, más concretamente, Vigo. La espectacularidad de las luces y los adornos navideños de la ciudad gallega, aunque hayan merecido muchas críticas, hacen que se haya convertido en el lugar elegido por miles de españoles para pasar estos días.
Las festividades se inician en diciembre con una efeméride muy especial el día 6: el cuarenta y cuatro cumpleaños de nuestra Constitución, el documento que recoge y clasifica las normas esenciales del Estado que garantizan la libertad, la convivencia y el bienestar de todos los españoles. Conviene que no nos olvidemos de ese detalle precisamente cuando el Congreso dirime una cuestión tan esencial como es el delito de sedición.
Nuestra Carta Magna, que data de 1978, supone el inicio de un nuevo período en la historia de España y viene precedida de una larga dictadura en la que cuestiones que nos parecen tan normales como la libertad de prensa o de reunión, estaban prohibidas. Son muchas las generaciones de españoles que solo han conocido la vida en democracia y tal vez por eso no dan a la Constitución toda la importancia que merece.
Cuando se les cuenta a los jóvenes que, por ejemplo, no existía el sufragio universal libre para hombres y mujeres, te miran como si inventaras una historia increíble; no dan crédito a que existiera la censura en el cine, en la radio, en la prensa. No pueden ni imaginarse cómo era la vida fuera de la Constitución, la consideran como algo normal, que está ahí, que cuidarla no va con ellos. Y, lamentablemente, se equivocan.
Cuidar nuestras normas fundamentales es cosa de todos. Cada ciudadano español tiene la responsabilidad de dedicar siquiera unos minutos a la reflexión sobre lo que supone vivir bajo nuestra Constitución y por eso, aparte de salir de minivacaciones, sería bueno pensar todo lo positivo que nos trae el texto constitucional y congratularnos de poder vivir en paz y en libertad, con seguridad jurídica y en un estado social que nos garantiza el bienestar.
Cuando hablamos de la guerra híbrida que Marruecos tiene planteada para la asfixia económica de Melilla y Ceuta todo el mundo debe tener claro que lo que quieren es acabar con todas las cosas buenas inherentes a nuestra Constitución. Lo que está amenazado es el estado social y de derecho que hoy disfrutamos.