–Visitó Melilla el 6 de diciembre de 2018 y vuelve 10 meses después ¿Qué cambios ha visto?
–No he podido recorrer mucho Melilla, en todo caso, vine a cumplir este compromiso. Siempre veo en Melilla el mismo fervor solidario con Venezuela. Siento que hay una sentida preocupación por lo que acontece en Venezuela tomando en cuenta los vínculos históricos y afectivos que hay entre Melilla y Venezuela. Como decía en mi exposición, en Venezuela uno conoce mucho de Melilla porque allá llegaron muchas mujeres y hombres de esta tierra, que en la década del 40, 50 o del 60, tomaron rumbo hacia nuestra patria y allá los recibimos y los acogimos. Se sembraron allá porque echaron raíces.
–Melilla es una ciudad multicultural y Venezuela tiene mucho de eso...
–Es multicultural. Aquí hay una mezcla africana, muchos de los rasgos de nuestra música, de nuestro folclore, de nuestros hábitos, tienen alguna impronta. Aquí luchó también un gran venezolano como fue Francisco de Miranda, un caraqueño que se vino a España a los 21 años, en el año 1791 y que peleó defendiendo este fortín. Así esas son algunas ataduras que tenemos con Melilla.
–Una vinculación que no se conoce mucho pero es muy estrecha.
–Muy estrecha y afectiva, sobre todo con España, que viene siendo el país de Europa más latinoamericano.
–¿Se ha encontrado con venezolanos en Melilla?
–Sí, me encontré con jóvenes que están estudiando aquí, mujeres venezolanas que han venido a Melilla huyendo de la tragedia que tenemos en Venezuela. Esa es la nota predominante de estos 4.600.000 venezolanos que huyen, más los que diariamente salen. Son 6.000 o 6.500 que actualmente están saliendo, aventados por la catástrofe humanitaria. Tienen un denominador común, que es sobrevivir, porque sienten que en Venezuela lo que tienen seguro es un tiro en la cabeza, ser víctimas de un atraco o morir simplemente porque no hay medicinas. La gente que va perdiendo condiciones físicas porque no hay alimentos. (...) La alimentación es pésima, sobre todo el drama de los niños. Esta es una de las taras que nos está dejando esta narcotiranía.
–Presentó una ponencia sobre la violación de los DDHH en Venezuela ¿qué se le puede decir a los organismos internaciones sobre la importancia que estos revisten?
–Desde Melilla podemos decir a los organismos internacionales, como la ONU que no violen los derechos humanos, porque terminamos viendo cómo en esos entes más que defender principios lo que hacen es defender intereses políticos muy perversos. Se llega a un extremo de depravación como lo que vimos el jueves, cuando más de 100 países representados en la ONU avalan la presencia de un representante del dictador Maduro en la Comisión de DDHH. Esto es algo aberrante, es un contrasentido, bochornoso porque los últimos altos comisionados para la defensa de los DDHH, designados por la ONU, presentaron informes. El primero que está incluso en la Corte Penal Internacional, confirma que Maduro ha cometido crímenes de lesa humanidad y el último documento lo consignó la señora (Michelle) Bachelet, recientemente. Hay un dato sobresaliente y es que ella certifica que en los últimos dos o tres años, se han cometido en Venezuela más de 7.300 ejecuciones extrajudiciales.
–¿Y cómo se explica esto?
–No tiene explicación. Lo que ocurrió no tiene explicación más allá de que allí no se respetan los principios hilvanados en la Declaración de Naciones Unidas y allí no se defienden los DDHH, no se están defendiendo las democracias. (...) Millones de venezolanos padecen una hambruna feroz. Casi el 90% de la población está en condiciones de pobreza, el salario que devenga un hombre y una mujer trabajando 30 días al mes es más que paupérrimo. Estamos en niveles impensables, salarios por debajo de los países más pobres de África. Y al lado de esta pobreza está el desplome de la economía.
-En Venezuela hay una crisis general de servicios. Hay una secuencia continua de apagones, de escasez de gasolina, de escasez de gas en el país que tiene las reservas probadas más grandes de recursos energéticos de petróleo. Tiene reservas importantes de gas, pero en Venezuela no se produce ni gas metano ni propano porque las instituciones creadas para ese tipo de desarrollo también han sido colapsadas.
–Con este panorama, ¿cómo se puede lograr el cese de la usurpación, que es una de las tres condiciones de la oposición venezolana?
–Creo que es importante una estrategia correcta, esta es una batalla del bien contra el mal. Tiene que haber una estrategia adecuada, muy bien elaborada que no dé lugar a dudas ni a marchas ni a contra marchas...
–¿Hasta ahora, entonces, la estrategia no ha sido la adecuada?
–No, no ha sido. Creo que fue un error haber acudido a ese diálogo de Oslo y Barbados, ese ha sido un error histórico. Algunos se lo advertimos oportunamente a (Juan) Guaidó. Ya teníamos la mala experiencia de los anteriores diálogos que fueron simplemente trampas, que montó (Hugo) Chávez y (Nicolás) Maduro para superar dificultades. (...) Maduro en medio de esta gran crisis sigue usurpando el poder.
-Y lo ha logrado porque se aprovechó de la buena fe de quienes volvieron a caer en esa celada dialoguista, que no es más que un ardid para prorrogarse en el ejercicio de la usurpación gubernamental. Pasaron más de cuatro meses que sirvieron para debilitar la imagen de Guaidó o para, de una y otra forma, desmontar las protestas de calle que es un recurso esencial para poder salir de un régimen dictatorial como el que tenemos en Venezuela.
-Los venezolanos han luchado, tienen 20 años luchando. La dirigencia política está en resistencia, porque allá más que una oposición democrática hay una resistencia. No hay oposición frente a un régimen dictatorial, lo que hay es resistencia.
–Hablaba de los 10 procesos de diálogo. En algunos ha intervenido el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ¿qué opinión le merece?
–Esa participación fue fatal para los venezolanos porque, tanto el expresidente de Colombia, Ernesto Samper, como el expresidente de España, Rodríguez Zapatero, más que moderadores eran aliados de Maduro y actuaron a favor de la pretensiones continuistas de Maduro. No lo digo yo, que estaba viendo desde lejos ese proceso porque estaba preso; lo dijo Julio Borges que se levantó de esa mesa en República Dominicana y ha contado las presiones de las que fueron objeto los integrantes de la resistencia venezolana.
–¿Mantiene contacto con dirigentes de la oposición dentro y fuera de Venezuela? ¿Cuál es el trabajo que se está haciendo?
–Sí, nosotros tenemos una relación de trabajo desde Soy Venezuela con con María Corina Machado, con Diego Arria, Asdrúbal Aguiar, más los líderes que están luchando desde Venezuela con los diputados de la fracción 16 de julio (...) Sin embargo hemos venido respaldando de que Guaidó asumiera el interinato el 23 de enero y si algo reconocemos es que con ese paso que dio Guaidó se logró articular a todos los factores de la resistencia venezolana para apalancar la idea de que se produzca el cese de la usurpación. Hubo algunos traspiés como por ejemplo los errores cometidos en Cúcuta el 23 febrero de este año, luego hubo otra gran operación táctica fallida como fue la Operación Libertad del 30 de abril y posteriormente el mencionado diálogo. En medio de estas contradicciones hemos querido apoyar, como es lógico, que pueda coronar Guaidó con éxito su empeño de lograr el cese de la usurpación.
–¿Cree que ese paso está cerca o falta mucho?
–No sé si es mañana o pasado mañana, lo cierto es que ese paso hay quedarlo de manera acompasada, porque se requiere de una gran coalición de todos los sectores de la resistencia, libre de personalismos, de rencillas, de rencores, libre de sectarismo y que tenga una estrategia que no dé lugar a ningún tipo de dudas y por último una gran coalición que dentro y fuera de Venezuela invoquen la activación del principio de intervención humanitaria, convencidos como estamos de que solos no podemos.
–¿Se puede lograr esta coalición?
–No solamente es una obligación lograrla, no se trata de que queramos o no. Estamos obligados a articular una gran coalición libre de sectarismos y libre de proyectos anticipados de orden electoral.