Un joven se enfrenta a dos años de prisión tras haber sido acusado por su expareja de robarle el móvil y de agredirla. Según el escrito de acusación, el inculpado le arrebató el teléfono "para ver quién la llamaba" y luego, al tratar ella de recuperar el terminal, él la agredió.
La primera de las conductas ha sido calificada como robo con violencia en grado de tentativa, por el que el Ministerio Fiscal reclama un año y cuatro meses de cárcel. Y la segunda, un delito de maltrato en el ámbito familiar, para el que la acusación pública añade otros ocho meses de prisión.
Los hechos sucedieron el pasado 3 de abril en una zona próxima al centro Divina Infantita. El acusado afirmó a preguntas de la fiscal que en esa fecha acompañó a la denunciante “a comprar al Día”, donde ella adquirió “compresas y galletas”.
Ver quién la llamaba
Una vez en la calle, a ella le sonó el móvil y él admitió que se lo arrebató para ver quién la llamaba. Sin embargo, negó que la agrediera.
Después formuló preguntas el abogado de la acusación particular, a quien el inculpado reconoció que en fechas anteriores le había mirado el móvil a su pareja “otras dos veces”, pero insistió en que nunca la maltrató físicamente.
En el turno de la defensa, el abogado del acusado le consultó si ese día terminó la relación con la denunciante, a lo que replicó que sí. El joven aseguró que se veían antes, aunque ella había afirmado en fase de instrucción que la relación había terminado ocho o nueve meses antes.
“¿Le quitó el teléfono por celos?”, preguntó el letrado. “Para ver quién la llamaba”, respondió el inculpado. “¿No tenía intención de apropiarse de él?”. “Nunca”, contestó el joven, quien añadió que el teléfono fue un regalo que le hizo a ella. Asimismo, rechazó haber agarrado “de los brazos” a su expareja.
Declara la denunciante
La versión de la denunciante fue muy diferente. En primer lugar, aseveró que se encontró “en la calle” al acusado cuando ella salía del supermercado.
“Me quitó el móvil y me chilló ‘por qué me dejaste, ¿te fuiste con otro?”, declaró la joven. La chica señaló que cuando ella intentó recuperar el terminal, él la agredió. Según afirmó, recibió golpes y él le “arañó el brazo”.
“Me ha pegado siempre”
A preguntas de su abogado, la denunciante aseguró que había sufrido maltrato “muchas veces” en otras ocasiones. “Me ha pegado siempre, me iba a casa con moratones, chichones... No lo denunciaba por miedo”.
Asimismo, destacó que otra vez él le quitó el teléfono y se lo devolvió “a los tres días”. Y agregó que dejó de ir al instituto por temor a encontrarse con el acusado. “Tengo miedo de encontrármelo allí”.
“Busca documentación”
En el turno de preguntas del letrado de la defensa, la chica negó que el móvil fuera un regalo que le hizo su ex. “Me lo regaló un amigo”, dijo. El abogado del inculpado le espetó si su intención con la denuncia era “sacarse la documentación” para residir en Melilla. Entonces, la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 llamó la atención al letrado, al no considerar pertinente la cuestión.
Tras ello, el defensor le dijo a la denunciante que el parte médico aportado no refiere ningún arañazo o golpe. “Él me pegó, es lo que yo sé”, respondió ella.
Finalmente, testificó un guardia civil que presenció los hechos. El agente estaba fuera de servicio. “Vi la discusión y el forcejeo, pero no un golpe”, declaró el funcionario, quien precisó que el individuo “la agarró del pecho”.
Aparte, el guardia observó cómo el denunciado huía y ella lo perseguía, por lo que lo detuvo. El acusado ocultó el móvil “en su bolsillo”.
Conclusiones de las partes
La fiscal y la acusación particular consideran probados el robo y la agresión. El ministerio público anunció que mantenía su petición de un año y cuatro meses de cárcel por sustraer con violencia a la joven el teléfono y otros ocho meses por el maltrato. Aparte, reclamó una orden de alejamiento a más de 200 metros durante dos años y una prohibición de comunicarse con ella durante ese periodo.
La defensa, no obstante, insistió en que una sentencia condenatoria “daría la documentación” a la joven y pidió la absolución a su cliente.
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