La Fiscalía de Melilla solicita un año de prisión para un individuo como presunto autor de un delito de quebrantamiento de condena. Según recoge en su escrito acusatorio, el hombre violó la orden de alejamiento por la que no puede aproximarse ni contactar con su pareja. La misma fue dictada por el titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla, que lo condenó como autor de un delito de malos tratos en el ámbito familiar tras empujar a su mujer cuando estaba embarazada. Pese a que el procesado tiene prohibido acercarse a ella a menos de 200 metros en un periodo de tres años, según la acusación de la fiscal, el pasado día 6 mantuvo una acalorada discusión con la víctima a través de los barrotes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde la pareja reside.
En el juicio, celebrado el jueves, el encausado negó que hubiese quebrantado la prohibición de aproximación hacia su pareja. Según expuso ante la magistrada del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, fue hasta el centro de inmigrantes para pedirle a un amigo que vive allí que sacase a su hija de seis meses para poder verla, ya que el bebé reside en el CETI con la madre, con la que no puede mantener ningún contacto. El hombre insistió en que en ningún momento se vio con su mujer y que tampoco habló con ella.
El procesado señaló que los agentes de la Guardia Civil se dirigieron a él porque lo vieron con la niña y su amigo, de origen argelino. “Me preguntaron quién era el bebé y le dije que era mi hija. Luego me comentaron que tendría que acompañarlos”, apuntó. El encausado subrayó también que no se acercó a menos de 200 metros al CETI. Dijo también que se había construido una chabola a unos 400 metros del centro de inmigrantes, para estar cerca de su hija, pero respetar la distancia impuesta en la sentencia del Penal 1.
Ella lo exculpa
Según sostuvo el encausado, únicamente iba a estar unos diez o quince minutos con la niña antes de entregársela de nuevo a su amigo para que se la devolviera a su madre en el CETI.
La mujer también declaró en el juicio para exculpar al acusado. Aseguró que ni discutió ni habló con el procesado a través del vallado del CETI, al que insistió en que no se acercó en ningún momento.
Según su versión, le entregó su bebé a un residente del centro para que se la llevase al acusado y que así pudiera estar un rato con su hija. Siguió contando que, sobre las dos de la mañana, la Guardia Civil llevó al acusado a las puertas del centro y allí pidió el libro de familia.
Una vez allí, sostuvo, los agentes comenzaron a agredirlo y ella se acercó a la puerta al escuchar los gritos de su marido. La mujer insistió en su versión y subrayó que las grabaciones de las cámaras de seguridad podrían demostrar su relato de los hechos.
A menos de dos metros
En la vista también declararon los agentes de la Guardia Civil que llevaron a cabo la detención. Según explicó el primero de ellos, iban en el coche patrulla cuando vieron a unos 50 metros al acusado con un bebé, vestido de militar y en compañía de un hombre argelino. “Vimos que, a través del vallado, hablaban con una mujer que estaba en el interior del CETI”, apuntó. Dijo que discutían de forma airosa y que ambos estaban a menos de dos metros de distancia. Siguió contando que ella, al darse cuenta de que los agentes se aproximaban, se alejó de los barrotes.
De acuerdo con la versión de este funcionario, su compañero reconoció al procesado y tenía constancia de que existía una prohibición de aproximación. “Pedí en la caseta de seguridad del CETI que sacasen a la mujer para comprobar que era la misma persona a la que vimos a través del vallado”, contó.
De esta manera comprobó, sefún aseguró, que se trataban de la misma mujer y que se había violado la condena. “La hermana de ella decía que ellos dos se querían y el chaval, de buenas maneras, nos acompañó a la comandancia”, relató. El mismo agente reconoció que al procesado lo conocía porque trabajaba en la frontera de Barrio Chino.
El otro guardia civil coincidió en su versión con la de su compañero. “Hablando con el cabo le comenté, al verlos de lejos, que me parecía el mismo hombre que días atrás detuve y que tenía una orden de alejamiento”, expuso.
El último en declarar en el juicio fue el amigo argelino que, según la versión del acusado y la víctima, llevó a la niña de seis meses con su padre. Según subrayó, la Guardia Civil mentía, puesto que él y el procesado no estaban pegados al vallado del CETI ni tampoco hablaron a través del mismo con la mujer. Afirmó que no vio ninguna conversación entre ambos.
Tras escuchar todas las versiones, la fiscal mantuvo su acusación. Además, se negó a que se le concediera la libertad provisional debido al “riesgo de fuga” que existe por la proximidad de la frontera. La defensa, por su parte, solicitó la libre absolución e insistió en que “la Guardia Civil no es la Biblia reglada”. Por ello, insistió en que habría que tener en cuenta las versiones que exculpan al encausado.
La titular del Juzgado de lo Penal 2 tendrá que dictar una sentencia.
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