Tribunales y Justicia

Le piden 9 meses por romper una orden de alejamiento e intentar huir por la azotea

Dos policías dicen que vieron cómo se descolgaba por la fachada para escapar de la casa de su ex

La magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla ha dejado visto para sentencia un caso por un presunto quebrantamiento de condena, por el que la Fiscalía reclama nueve meses de prisión para el acusado. Según recoge el escrito del Ministerio Público, el hombre se presentó en la casa donde vivía su ex mujer, a la que no se podía acercar según lo dictado en una orden de alejamiento. Ayer tuvo lugar la segunda sesión de este juicio, en la que declararon dos agentes de la Policía Nacional. Ambos afirmaron que el pasado 2 de diciembre vieron cómo el procesado se descolgaba de la fachada del edificio para huir de la vivienda de su ex pareja, mientras otros efectivos registraban el interior del inmueble.

“Nosotros nos quedamos cubriendo el perímetro de fuera del edificio”, relató ayer uno de los agentes. Según expuso, los compañeros avisaron de que estaban escuchando pisadas que procedían de la azotea. Fue entonces cuando él y otro policía vieron al encausado descolgándose por la parte de atrás del inmueble, desde la vivienda de la denunciante, según señalaron ante la magistrada.

El agente declaró que presenció cómo, desde la fachada, consiguió adentrarse en la casa de una vecina que tenía la puerta abierta. “Le indicamos que saliera y él lo hizo voluntariamente”, agregó. Su compañero, que también dijo haber visto al procesado huyendo del domicilio de la querellante, apuntó que el acusado se rajó la mano al descolgarse por el edificio.

Niega la huida

La primera sesión de este caso tuvo lugar el 12 del mes pasado, como publicó El Faro en la edición del día 20. Entonces, el encausado negó que hubiera sido cazado por la Policía en los términos que aparecen reflejados en el escrito de acusación.

El hombre juró que no huyó por la fachada del edificio. “Que se muera mi madre: pongo a Dios por testigo, que a mí no me pilló nadie descolgado”, manifestó ante la juez. Según subrayó, los agentes lo encontraron en casa de una vecina, pero no en la de su ex mujer.

El procesado reconoció que violó la orden de alejamiento, pero explicó que no lo hizo para acercarse a su ex mujer: “Yo fui a ver a mi madre, que vive en el mismo edificio”, aseguró. Según puso de manifiesto, quebrantó la condena para visitar a su familiar después de recibir la llamada de un hermano suyo, que le avisó del mal estado de salud de su progenitora.

“Yo sé que he cometido un error, pero lo que quería era estar con mi madre, que tiene el azúcar alto y se había pasado tres días en la cama”, sostuvo el encausado.

Pese a reiterar que su intención no era acercarse a su ex pareja, el acusado dijo sobre la denunciante: “Es mi mujer y siempre lucharé para que vuelva conmigo”. En este sentido, comentó que tienen tres hijos menores y que, cuando él acudió al edificio, los niños fueron a la casa de la vecina “llorando” porque echan de menos a su padre.

Derecho a no declarar

La víctima, que fue llamada a declarar en la primera sesión, se acogió a su derecho a no declarar en contra de su ex pareja. Es el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal el que contempla la dispensa a testificar contra un familiar o una persona con la que se haya mantenido una relación sentimental.

En esta primera sesión también prestaron declaración dos agentes de la Policía Nacional. Según expusieron, fueron quienes acompañaron a la mujer a comisaría para que interpusiera la denuncia contra el procesado. Además, sostuvieron que, cuando registraron el inmueble, escucharon pasos que procedían de la azotea, por lo que dieron la “voz de alarma” a los compañeros que se encontraban de paisanos en la parte exterior del inmueble. “Estos compañeros lo vieron descolgarse de la azotea”, señalaron.

Precisamente, ante la incomparecencia de los dos agentes que supuestamente vieron al encausado tratando de huir del edificio, la Fiscalía solicitó que el juicio continuase en una segunda sesión, que fue la que ayer tuvo lugar.

El procesado hizo uso de su derecho a la última palabra: “Yo no sabía que mi mujer se encontraba en la casa”, manifestó. Aseguró que, si lo hubiera sabido, no habría acudido al edificio. “La Policía no me cogió en la casa de mi mujer, me cogió en la casa de mi vecina”, zanjó.

La titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla tendrá que dictar una sentencia.

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