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“Le contesté al vicario que de la casa de Dios nadie me echa”

Ángel Gil y Carmen Martínez han sido vetados por el vicario Roberto Rojo en la lista que María Piedad Castellano presentó a las elecciones de la Congregación de la Virgen de la Victoria.

El próximo 18 de junio habrá elecciones en la Congregación de Nuestra Señora de la Victoria. El vicario de la ciudad, Roberto Rojo, ha vetado al matrimonio formado por Ángel Gil y Carmen Martínez, que actualmente forman parte de la junta directiva de la Hermana Mayor, María Piedad Castellano. Ambos aspiraban a repetir en la candidatura de Castellano, pero el arcipreste de Melilla los apeó del carro.
-¿Qué ha pasado?
–Ángel Gil: María Piedad Castellano, candidata a Hermana Mayor, nos propuso incluirnos en su lista, a Carmen Martínez, como secretaria, y a mí, como fiscal. El paso preceptivo es que cualquier candidatura debe estar refrendada por el director espiritual, Roberto Rojo, y éste cuando llegó el momento trasladó a la Sra. Castellano que no la iba a firmar mientras en ella figuráramos Carmen y yo, por lo cual y por su veto estamos fuera de la lista. En el momento en que se presentó la candidatura tanto la Sra. Martínez como yo cumplíamos los requisitos para estar integrados, entre los cuales se encuentra estar casados por la Iglesia.  
-Carmen Martínez: Es un tema del que aún estamos esperando respuesta. El motivo del veto no se nos ha dado y es lo único que pido.
–¿Por qué cree que el vicario cambia de opinión después de que ustedes lleven años trabajando en la Junta de Gobierno de la Virgen de la Victoria?
-A.G: Roberto Rojo hace cuatro años refrendó la candidatura de María Piedad Castellano en la cual íbamos nosotros. En aquel momento aún no estábamos casados por la Iglesia, aunque sí por lo civil, pese a lo cual y conociendo esta circunstancia no puso ninguna objeción. Sus razones, si existen, no las conocemos.
-CM: No lo sé. Soy feligresa de la parroquia de la Purísima Concepción desde que mis padres decidieron bautizarnos allí a mí y a mis hermanos. Siempre hemos tenido mucha vinculación con la parroquia y con los franciscanos. Como miembro de Junta llevo ocho años, cuatro como vocal durante la etapa de Francisco Verdugo y cuatro como secretaria con Mª Piedad Castellano. Hasta el día de hoy ninguno de los dos Hermanos Mayores  jamás me ha llamado la atención ni me ha dicho nada por el incumplimiento de mis funciones. Es más, la actual Hermana Mayor  nos llevaba en su lista y pienso que por algún motivo será. El hecho de que Roberto Rojo nos vete no lo tengo aún justificado.
-¿Han intentado hablar con el vicario Roberto Rojo?
-A.G: En dos ocasiones y siempre se escuda en no dar los motivos para la discriminación que sufrimos. Después de la primera entrevista y ante su nula respuesta le envié un burofax, que le sentó muy mal pues considera que la elección de este medio de entrega es amenazante. Hubo una segunda entrevista, ésta propiciada por el Obispado de Málaga para que, “desde el Evangelio y por el año de la Misericordia”, nos pidiéramos perdón. El segundo encuentro volvió a resultar infructuoso, pues mientras nuestra actitud fue abierta y respetuosa, la suya fue de una constante falta de respeto hasta llegar a expulsarme a mí por tres veces del despacho parroquial a lo cual le contesté que de la casa de Dios nadie me echa. Otro momento tenso fue cuando reiteró lo expresado a nosotros hace años, que nos puede negar cualquier sacramento incluida la extremaunción, aún en peligro de muerte.
-C.M: Sí hemos intentado hablar con el vicario. En dos ocasiones, pero no he tenido respuesta al veto. Sus palabras sólo han sido “por el muchísimo daño que hemos hecho a la Iglesia”. Si es cierto lo que él dice, que me lo diga.
-¿Qué solución les dan desde la Diócesis de Málaga?
-A.G.- Ninguna, miran para otro lado a pesar de lo preceptuado por el Código de Derecho Canónico en relación a nuestros derechos.
-C.M.- Por ahora ninguna. Sólo esperamos que nos reciba su Ilustrísimo, el obispo de Málaga, Jesús Catalá, y podamos manifestar nuestra queja ante él.
-¿Cómo se siente un católico practicante de Melilla cuando se encuentra este tipo de trabas en la Iglesia?
-A.G. Primero he de expresar que todo lo que estamos haciendo es defendernos, pero en ningún momento esto es un procedimiento contra la Iglesia de la que formamos parte. Sólo queremos que Roberto Rojo dé las explicaciones pertinentes ante sus graves acusaciones como que hemos “hecho muchísimo daño a la Iglesia”. Particularmente me siento dolido con el Obispado por la nula respuesta ante el atropello que sufrimos por parte del vicario, Roberto Rojo. Procedo de una familia cristiana, soy primo de un mártir, el Beato Juan Duarte. Creyente y convencido de que la justicia social que la Iglesia practica es la única manera de actuar en este mundo y por todo eso quiero que no me veten.
-C.M. Dolida, pero no con la Iglesia en general, que quede claro, pues todos los pastores no son así. De hecho tenemos sacerdotes amigos que no entienden esta actitud, apoyo de montones de feligreses que están dispuestos a acompañarnos en este caso. Pero como cristiana me veo indefensa, sin apoyo y ante un silencio que no me gusta nada.
-Nos han llegado comentarios a El Faro que apuntan a que ustedes “no son mejores que el vicario”. ¿Qué le respondería a los que defienden la actuación de Roberto Rojo?
-A.G.- Desde el respeto hacia estas personas les animo a que conozcan nuestro caso, que sepan quiénes somos y comprendan que en la Iglesia estamos para sumar nunca para excluir a nadie y menos sin motivos.
-C.M.Que cada uno opine lo que quiera. Sólo pido que se nos dé una explicación y acataré los motivos, si es que los hubiera. Hasta el momento con su silencio no tengo respuesta. Por lo tanto que nadie se posicione por nadie.
-¿Cómo resumirían su trabajo en la Congregación durante todos estos años?
-A.G.- Muy enriquecedor, compartiendo con mis compañeros de Junta una misma idea: acercar a nuestra patrona al pueblo, y desarrollando una intensa labor social. La oración nos ayuda para hacerlo con los más necesitados que, desgraciadamente, son cada día más sin importar credo o raza.
-C.M.- No lo considero un trabajo, es mucho más. Es luchar para que el nombre de nuestra patrona llegue mas allá de un 8 de septiembre, es luchar desinteresadamente día a día por los necesitados, con nuestra labor social, es transmitir las palabras de Jesús en el Evangelio y evangelizar, es vivir la fe con mis hermanos de Junta de Gobierno, sacando adelante todo cuanto esté en nuestras manos. Han sido ocho años dando todo sin esperar jamás nada a cambio. Porque el cristiano actúa así. Es un compromiso emocional con aquellas personas a los que les das tu corazón y lo haces por amor. Provengo de una familia cristiana, me eduqué en un colegio religioso, he sido catequista de Comunión y Confirmación muchos años, Camarera de la Soledad, cofrade y congregante. Me educaron en valores y no voy a permitir una injusticia como ésta.
-¿Y ahora qué piensan hacer?
A.G: Como abogado seguir defendiéndonos ante el veto de Roberto Rojo, ya que se han conculcado derechos fundamentales.
-C.M:Seguir luchando por algo que nos han hecho, por seguir siendo lo que hasta ahora he sido, una persona normal de su ciudad, con sus más y sus menos, con mis faltas y mi buen hacer, pero no marcada o tachada por una persona, a la cual también pienso que he hecho mucho bueno.

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