Antonio Medina Mingorance fue ordenado diácono ayer por el obispo emérito de Málaga, Antonio Dorado.
Antonio Medina Mingorance fue ordenado diácono ayer en la parroquia del ‘Sagrado Corazón’. Un evento como éste no se producía en Melilla desde hace más de 25 años.
Este joven melillense, que ha desarrollado y cuidado su vocación sacerdotal en la congregación de los Padres Paúles, afirma que este acontecimiento es “un regalo, además de un testimonio de fe para toda la ciudad”.
Medina, asimismo, aseguró a ‘El Faro’ que estaba muy contento porque la liturgia en la que se investía, había sido preparada por “mucha gente que me conoce y con las que he compartido muchas experiencias, encontrándose entre ellas los compañeros del ‘Enrique Nieto’, los fieles de la parroquia de ‘San Agustín’ y los de ‘Santa María Micaela’, entre otros”, comentó el recién ordenado diácono.
El acto contó con la presencia del obispo emérito de Málaga, Antonio Dorado Soto que, por expresa voluntad del actual obispo de la diócesis, Jesús Esteban Catalá Ibáñez, ofició la Eucaristía.
El vicario episcopal de la ciudad, Juan Manuel Barreiro, también estuvo presente en la ordenación de Medina, además de la asistencia del consejero de Educación y Colectivos Sociales de la Ciudad Autónoma, Antonio Miranda y el delegado del Gobierno en la ciudad, Gregorio Escobar.
Medina, que ejercerá un mínimo de seis meses de diácono antes de ser investido sacerdote, aún no sabe concretamente, en qué lugar se producirá su definitiva consagración a Dios, ya que tal y como explicó “no se si me destinarán a otro lugar, si me ordeno en Melilla o en Málaga o en la provincia de Granada, lugar del que provengo”.
Así, a partir de este momento, Medina podrá hacer las funciones propias de un sacerdote excepto consagrar y confesar.