El calor inusual del mes de noviembre hace que las batas, mantas o ropa de invierno sigan en los escapares de las tiendas. Las ventas de productos invernales están paradas y muchos melillenses no han sacado ni la ropa de invierno de sus armarios. Lo que para unos es la ruina, para otros supone un ahorro en la factura de la luz. Con unas temperaturas primaverales todavía, el uso de la calefacción o de radiadores queda todavía muy lejos, con el ahorro energético que supone.
¿Cuándo llegará el frío? Es la eterna pregunta que se hacen los melillenses. Algunos como Nieves, no tienen nada de ganas de que las temperaturas veraniegas digan adiós en la ciudad y tenga que sacar el nórdico. Por si acaso llegan antes de lo que tenía previsto, esta mujer tiene ya en el armario la bata. "La tengo preparada". Ella estima que el otoño no tardará en llegar, o eso espera.
Por ahora, se pregunta si tendrá que cambiarse el nombre de Nieves a Niebla. Esta melillense no pierde el humor a pesar de que hace poco tiempo que perdió a su marido. Nieves ya le ha encontrado otro uso a las mantas por si acaso. Ella las va a utilizar para cubrir el sofá y que no se estropee.
Tampoco entiende estas temperaturas Guillermo. Este melillense tiene un comercio familiar, 'La Costa Azul', y aseguró a El Faro que con este calor "no se vende un abrigo, ni un chaquetón ni nada de ropa de invierno". Esto supone un problema para los pequeños comercios, que ven cómo sus ventas no acaban de despegar.
"Con el tiempo que hace va a venir Papá Noel en bañador", bromeó Guillermo. Él es partidario de ponerse siempre buena cara a la vida, por muy mal que vayan las cosas.
El Faro estuvo en 'La Costa Azul' hablando con una de sus empleadas, Rosa, que explicó a este diario que las batas no han comenzado a venderse, salvo alguna excepción. El buen tiempo no ha animado aún a los melillenses a comprar ropa de abrigo. "Nos van a dar las rebajas cuando comience la demanda", vaticinó.
Aunque todavía no ha empezado la temporada de ropa de abrigo, Rosa aseguró que están preparados para cuando venga. En la tienda cuentan con un amplio sutido de batas, tanto para señora como caballero y niño, abrigos o paraguas. Este último accesorio es otro de los objetos que no tienen salida. A excepción algunos días en los que han caído unas gotas, la lluvia se está haciendo de rogar y esto ha provocado que los paraguas sean los grandes olvidados.
Pero no todo va a ser malo. Para los pequeños comercios que haga calor es un desastre. Viven ahogados sin poder dar salida a su mercancía. En cambio, para algunos melillenses es una bendición. Lo es para María Teresa, que ha visto que su factura de la luz se ha abaratado veinte euros.
Para ella es un alivio que el mal tiempo se mantenga alejado por ahora, ya que no tiene la necesidad de encender una estufa o un radiador. "Lo que es bueno para unos, es malo para el planeta", lamentó esta melillense, que por ahora no piensa comprar más mantas o batas. "Tengo dos batas del año pasado y no sé si este año me las pondré", dijo.
Para otra melillense que es una gran noticia que siga el buen tiempo es para Estrella. Ella vive en la residencia de mayores, pero sale todos los días a pasear. Aunque las auxiliares, dijo, ya han sacado las mantas de invierno, ella aseguró que aún no ha guardado ni la ropa de verano.
Durante el verano, usuarios de la residencia se quejaban de la mala refrigeración del edificio. Los mayores vivieron unos meses de mucho calor, que el sistema de aire acondicionado no funcionaba en todas las habitaciones. Para el invierno, aclaró Estrella, se han repartido calefactores entre los residentes. Ella espera que no tengan el mismo problema durante el invierno y que la temperatura de la residencia sea óptima.
Que el calor afecte a las ventas de los comercios no es nada nuevo. Hace unas semanas, El Faro visitó 'Muebles Mabel', tienda dedicada a la venta de colchas, mantas o sábanas de franela, entre otros productos. Su encargado, Antonio Bueno, explicaba que el calor estaba afectando mucho al negocio y que las ventas no iban todo lo bien que le gustaría. Solo esperaba que el tiempo cambiase. Dos semanas después, la temperatura media en Melilla sigue siendo primaveral.
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