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Las terrazas cerradas tendrán hasta el año 2020 para cambiar su estética

Los hosteleros melillenses tendrán que readaptar sus terrazas a la normativa vigente.

Es la pretensión de la Consejería de Medio Ambiente que no quiere que se sigan instalando espacios con cerramientos metálicos o  de madera  y unificar la estética de las mismas. Así lo aseguraron a El Faro tanto el presidente de la Asociación de Hosteleros de Melilla, Amaruch Hassan, como el consejero del área, Manuel Ángel Quevedo. “Daremos hasta 2020 para que los hosteleros amorticen la inversión en sus terrazas”, informó el último. Un acuerdo al que se llegó con el sector de la restauración local tras su petición.
El pasado 17 de junio se reunieron los hosteleros representados por su asociación y el consejero de Medio Ambiente para tratar el tema de las terrazas. “El modelo de terraza que nos presentaron era el de la calle La Legión (sombrillas con sillas y mesas que se desmontan). Creíamos que era para esa zona, pero resulta que quieren que se aplique en toda Melilla y con eso no estamos de acuerdo”, reconoció Hassan. Los hosteleros consideran que hay lugares de la ciudad, como los barrios, que debería permitirse el tipo de terraza cerrada, “para evitar el viento y el frío en invierno”.

Toldos desmontables
Por su parte, Quevedo señaló que su idea es que puedan instalarse “toldos demontables con quitavientos”, pero sin sujeción al suelo ni estructuras metálicas. “La renovación de la licencia es anual y seguiremos permitiéndolo, pero hasta final de 2019, para que puedan amortizar las inversiones”, explicó.
Esto mismo es lo que pidieron desde la asociación de hosteleros, que a su vez, destacaron el clima de colaboración y cordialidad con la Consejería.  Hay muchos empresarios que han destinado buena parte de sus ingresos o ahorros a las terrazas. Amaruch Hassan señaló que hay quien dedicó alrededor de 15.000 euros a esta inversión.

11.000 euros de inversión
No con esta cifra, pero sí cercana es el caso del bar Castelar, situado en la avenida con el mismo nombre. Su propietario, Mustafa Mohamed, declaró a El Faro que su inversión en las dos terrazas de madera instaladas “fue de 11.000 euros” (9 para una y 3 para otra). “Aún no la hemos amortizado. Si nos dejan hasta 2020 puede ser”, reconoció. Además, se preguntó por qué esto no se le advirtió al proceder a la reforma de su local. “No me des la licencia y después el palo”, agregó.
Por contra, en el caso del bar Bodega Madrid, en la misma calle, su propietario, Sellam El Bachiri, aseguró que la inversión en su terraza (con techo metálico, barandillas y toldos laterales) le costó 5.000 euros. “Si dan un plazo de cuatro años está bien”, reconoció, porque en su caso realizó la obra hace cinco años.
Los hosteleros solicitaron a Medio Ambiente flexibilidad en la adecuación de las terrazas, así como estudiar caso por caso, algo que confirmó el consejero del área. “Se están estudiando una por una para establecer algo menos aparatoso”, afirmó.
La solución para los hosteleros pasa por que, además de estudiarse caso por caso y dar tiempo a la remodelación de las terrazas, se fije “un modelo que satisfaga a las dos partes”. “Va a ser difícil, porque para nosotros hay sitios en los que sí se debería permitir el cerramiento y otros en los que no”, manifestó el presidente de la asociación. Hassan realizó un llamamiento a todos los hosteleros para que acudan mañana a una reunión para conocer sus ideas y transmitírselas a Medio Ambiente. Será  a las 19:00 horas en el Caracol Moderno, ubicado en el Hipódromo.

Quevedo: “Hay que cumplir el reglamento”
El consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, afirmó ayer que los cambios en las terrazas no son una novedad. “Hay que cumplir el reglamento vigente en la actualidad y sí es cierto que se ha acondicionado de forma anárquica todo tipo de estructuras”, explicó a El Faro. Lo que sí reconoció el consejero es que antes no se contaba con un arquitecto técnico que trabajara este tipo de cuestiones y “ahora sí”. Quevedo señaló que el cerramiento de las terrazas impide “en muchos casos” el normal tránsito de personas por la vía pública. “No podemos tener un Plan de Movilidad Urbana y contar con impedimentos en las aceras como ciertas terrazas”, explicó, a lo que agregó que en muchas ocasiones es necesario “echarse a la carretera” para continuar andando. “El 50% de la acera debe quedar libre”, indicó. Citó lo que ocurre, por ejemplo, en las aceras del Hotel Rusadir.

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