Está cambiando el tiempo, ya no hace tanto calor porque ha llegado el otoño. Mucha melancolía. Recuerdos de amores imposibles, cielos grises y, ¡alto!, cambios necesarios en los fogones porque –hoy no, mañana quizá sí- los sistemas nutritivos piden más consistencia, más calorías. Eso de las frescuras, que se quede de la puerta para fuera. Dentro de las casonas, los fuegos tienen que dar calor y olor, olor a las mejores sustancias. Y de eso sabe tela nuestro cocinero de guardia, retén, servicio y emergencias permanente, don Francis Aguilera.
De momento, de ensaladas frescas, nada de nada. No descartaremos verduras ni legumbres pero Francis nos propone una ensalada caliente de garbanzos y espinacas, servida en molde cilíndrico que puede servir como entrante único o bien como guarnición de otro plato consistente. En cualquier caso, la presencia del garbanzo, como protagonista de la ensalada con fondo verde espinacal es enternecedora amén de apetitosa.
No dejen de preguntar al señor Aguilera –en esto de entrantes- qué es una coliflor rellena. Sólo puedo confesar que lleva atún en aceite, aceitunas, pepinillos, mayonesa y alguna hoja de lechuga. Como en el caso anterior, viene al pelo de un aperitivo previo a la majestuosa comida o cena. No se olviden de que tanto el garbanzo como la coliflor aportan gases, es decir, coman con la necesaria prevención para evitar males mayores.
Vamos a la sustancia. Arrancamos con pasta –idónea para deportistas-, la correspondiente a los macarrones de Mari Pepa Torres. Hay que trabajar con cebolla, champiñones, tomate, zanahoria, carne picada y nuez moscada. La mezcla de sabores, que incluye alguna dosis de orégano en la salsa permite continuar con la sinfonía de sabores inéditos y celebrados del menú otoñal. El macarrón, debidamente cocinado se servirá en raciones pequeñas, en plan muestra gastronómica. Ya se sabe que la mejor esencia se vende en tarros pequeños.
Aguilera nos propone para ir completando el festival un lomo con salsa de pimientos. Fácil de cocinar y rápido porque la base es lomo de cerdo en filetes y un puñado de pimientos del piquillo. Hay que emplear nata y dos tipos de sales: la marina y la que se vende en escamas. Dependiendo del tamaño del filete de lomo, no resulta ocioso servir cuatro unidades si tira a pequeño, teniendo también que se trata de la última delicia que vamos a encontrar en los fogones de Francis Aguilera que, de esta forma, nos da pistas para elegir entre los manjares del otoño.
Para los interesados en conocer paso a paso las recetas de nuestro cocinero, dos caminos: ir al buscador y escribir ‘la cocina de Francis Aguilera’, o bien visitar su muro en facebook, dotado de una impresionante oferta gastronómica que apoyan miles de visitas. Que aproveche.
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