Chaves vino ayer a Melilla pero no para hablar de los negocios de su hijo Iván ni para contarnos qué va a pasar con los compromisos del Gobierno central respecto del aumento de las bonificaciones de la Seguridad Social o la prometida solución para el transporte aéreo. Vino a prometernos otra cosa, en concreto que en el próximo trimestre, esta vez de verdad, el Gobierno Zapatero va a sacarnos de la crisis. Y lo hizo, precisamente, en el día que se conoció la nueva EPA, que cifra en cinco millones el número de parados en España. Un dato demoledor que no se explica tan fácilmente, tras siete años de Gobierno socialista, culpando como vienen haciendo al PP y a la herencia que dicen los socialistas nos dejó José María Aznar.
Aunque no quieran reconocerlo, el Gobierno de Aznar terminó su mandato con unas cuentas públicas saneadas que, es cierto, a causa de la crisis económica mundial se resintieron, pero que la pésima política del Gobierno central del PSOE se encargó de trastocar hasta llevarnos a la actual situación de casi ruina. Porque ruina es el estadio en el que viven las muchas familias, nada más y nada menos que 1.400.000, que tienen a todos sus miembros en paro hoy en día en este país y que subsisten gracias a las ayudas de distinta clase y procedencia.
Esta vez Chaves remodeló el antiguo discurso socialista y aunque no dijo que el PP pretende acabar con las pensiones, sí auguró que va a acabar con la educación y la sanidad públicas, porque, según él, los populares van a romper el espinazo del Estado del Bienestar. El mismo que ya se ha devaluado con el Gobierno Zapatero, aunque quieran engañarnos con los espejismos de las ayudas a los parados que aprueban y luego retiran, los cheques bebé que siguieron la misma y efímera aplicación, o las promesas de una Educación 2.0 que, sin embargo, no es capaz de solucionar los graves problemas de fracaso escolar que caracterizan al alumnado en nuestro país y especialmente al melillense.
Nos reiteró también Chaves que Melilla es prioritaria para el Gobierno Zapatero y dijo, alegremente, que incluso se ha invertido más en esta ciudad que en cualquier otra de España, incluida Ceuta, cuando esto es rigurosamente incierto y cuando la verdad es que las inversiones estatales han ido decreciendo en los últimos años hasta en un 44% en lo que a nuestra ciudad respecta.
Chaves, que vino exclusivamente en clave electoral, no tuvo un minuto para hablar con los periodistas (y que no me aleguen que todos salieron corriendo tras el mitin, como era de prever por causa de la hora y el rigor de las prisas por el cierre de los periódicos). Quiso y se evitó tener que hablar de su familia, “la que cada vez, en sentido amplio –como dijo ayer González Pons- se parece menos a una familia andaluza y más a una calabresa”, teniendo en cuenta el entramado de comisiones a hijo, consejeros y no se sabe cuánta gente más de por medio en ese gran cortijo particular en el que los socialistas han convertido Andalucía.
Tampoco tuvo mucho tirón el ministro. Aunque desde el PSOE local se cifró en 250 los asistentes, el aforo del sitio elegido sólo admite 180. Teniendo en cuenta los claros en las butacas, el total de candidatos, suplentes, cargos públicos y dirigentes, y que no había más que media docena de personas a lo sumo de pie, no es fácil entender cómo han multiplicado una asistencia que siendo generosos no estaba muy por encima de los 150.
El PSOE se cree ganador o quiere hacérnoslo creer a los demás. De algún modo hay que tomar impulso e ilusión, pero sus expectativas no son más que ensueños y sus deseos puros cantos de sirena en el panorama político actual. Mucho más, cuando se les escucha quejarse, como ayer hizo Chaves, de que los bancos no dan créditos para hipotecas y Pymes, pero permiten activamente con sus peculiares políticas que la Banca siga ganando desaforadamente y a costa de la misma crisis.
Su campaña en Melilla, basada en el discurso común con el PPL y CpM, en una línea conjunta contra la candidatura de Imbroda, hace aguas cuando quiere explotar hasta la saciedad que los populares han echado mano de Dudú para ganar el 22-M. Ni a Imbroda ni al PP el exlíder musulmán les hace ninguna falta, sino más bien al contrario: puede que el partido que el mismo exlíder apoya, el nuevo PDM, acabe restándole votos. Aunque es verdad que igualmente se los puede restar a CpM o incluso al propio PSOE.
En todo caso, dejando las encuestas al margen, porque -y de nuevo estoy de acuerdo con González Pons-, hoy por hoy se contestan más en clave legislativa que autonómica o municipal, serán las urnas las que hablarán el 22-M y finalmente dirán sí efectivamente el PSOE lleva esa gran lista electoral de la que presumen y ese mejor programa, del que por cierto poco o nada se sabe hasta ahora, tan empeñados como andan en centrarse única y exclusivamente en las criticas al Partido Popular.
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