Categorías: Editorial

Las prisas

Ni 24 horas pasaron desde la presentación del nuevo Gobierno de la Ciudad Autónoma cuando ya aparecieron las primeras suspicacias por la dimensión de la nueva corporación.

Las comparaciones con el Ejecutivo de Ceuta, cifras arriba y cifras abajo con el Gobierno de 2011 y 2015 y las sospechas del incumplimiento del pacto PP-PPL, que ha permitido que la Administración local eche a andar esta semana, han sido algunas de esas críticas. Ante éstas, el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, quiso ayer restar importancia a las voces en contra de su equipo de Gobierno y considera que no se ha incumplido el acuerdo firmado con PPL. Es más, la comunicación es tan fluida con la portavoz, consejera de Presidencia y vicepresidenta segunda del Gobierno, Paz Velázquez, como con el líder de PPL y su padre, Ignacio Velázquez. Así lo recalcó ayer el mandatario autonómico para acallar las voces que se alzan para criticar el número de consejeros y viceconsejeros de su Ejecutivo y, según entiende, solamente tienen la intención de “enturbiar” los primeros pasos de la nueva corporación local. Imbroda sigue manteniendo la actitud de diálogo y entendimiento, no solamente con PPL, pero sí especialmente con PPL. Reconoce que en algunos momentos el cumplimiento “a rajatabla”, que anunció nada más alcanzar el acuerdo, pueda “chirriar”. Nada que no se solucione con más dosis de ese diálogo y entendimiento. Si bien es cierto que la comunicación debe ser fluida entre ambas formaciones, también lo debe ser de cara a la opinión pública. Imbroda es el único que hasta el momento ha salido al paso de estas críticas. En otro tiempo, Paz Velázquez se hubiera apresurado a convocar una rueda de prensa, como ya hizo para explicar el famoso pacto y para frenar la denuncia por injurias contra el ex PPL, Julio Liarte. Sin embargo, hasta ahora solamente hemos observado un prudente silencio. La prudencia como la paciencia es una virtud. Apresurarse a criticar a un Gobierno que aún acaba de empezar a andar no es mirar por el bien de los melillenses. La Administración local ha estado en ‘stand by’ desde que se celebraron las elecciones locales y necesita ya ponerse en marcha. Poca crítica con ánimo constructivo y sosegado se puede hacer a los recién estrenados consejeros y viceconsejeros si las prisas conducen a un atosigamiento a las primeras de cambio y sin haber tomado siquiera una decisión. Si se ha esperado pacientemente dos meses para la formación del nuevo Gobierno, se puede esperar algo más para que éste comience a andar en su gestión. En los resultados se podrá concluir tanto si los problemas de Melilla se palían o se solucionan, como si el pacto se cumple o no. Las prisas no son buenas consejeras.

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