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“Las personas necesitadas no son una pila de vagos”

La Sociedad de San Vicente de Paúl ayuda a 550 familias con el banco de alimentos l Esta entidad repartirá a lo largo de esta semana más de 13.000 kilos de comida.

Fatma es una joven que se ha quedado viuda recientemente. Tiene que sacar adelante a sus tres hijos y no sabe ni por dónde empezar. Manuel perdió su trabajo y con la prestación por desempleo no cubre ni la mitad de los gastos que tiene en su casa. Con su mujer hace cuentas para llegar a fin de mes, pero no lo consiguen. Ahora deben dinero a la tienda de su barrio porque es la única forma que tienen de conseguir comida para sus hijos. María padece una enfermedad poco común. Sus familiares no le prestan la atención debida y ahora se ve sola y sin recursos con los que poder mantenerse.  Hassan se ha ido a vivir a casa de su madre con su mujer y sus hijos porque ya no hay trabajo en la construcción. La pensión de viudedad de ésta es la que está pagando los gastos de todos, pero no les llega. Estos nombres no son reales, pero sí las historias. Son palabras que describen la vida de melillenses con los que nos cruzamos a diario. Son las centenares de personas que componen las listas de las asociaciones que reparten los productos del banco de alimentos. “Las personas necesitadas no son una pila de vagos”, asegura María del Carmen Chaparro, presidenta de la Conferencia San Vicente de Paúl, una de las ONG de la ciudad que ayuda melillenses con pocos recursos.
Chaparro afirma que detrás de la puerta de una casa hay una historia familiar compleja que nada tiene que ver con la imagen de gente que vive de la caridad porque se acostumbra a ello. Destaca que son muchas las personas que están buscando de forma desesperada un trabajo que les ayude a mantener a sus familias sin tener que depender del banco de alimentos de esta institución. Explica que no es plato de buen gusto pedir ayuda a una ONG.
Estas personas viven en condiciones precarias, sin comida, sin dinero para pagar un alquiler o comprar una bombona de gas para ducharse con agua caliente. A cualquier persona le puede pasar lo que a estos melillenses, que la familia le dé de lado, que pierda el trabajo, que una enfermedad les arrebate la salud. Son situaciones que puede vivir cualquiera.  Por eso es importante desechar la imagen de ‘vagos’ que muchas veces se puede dar de estas personas.
Chaparro indica que el grado de compromiso de estas familias con la ONG es muy alto. Siguen al pie de la letra sus indicaciones y consejos. Por ejemplo, tienen un pacto con los niños que reciben las ayudas de material escolar para ‘la vuelta al cole’. Estos se comprometen a sacar las mejores notas posibles y los padres se aseguran de que sus hijos van al colegio todos los días. No hay absentismo escolar en las familias que reciben ayuda de la Conferencia de San Vicente de Paúl, ya que si las notas de los niños son malas y no hay un esfuerzo por su parte, al siguente año no se les da esta ayuda. Es una forma de que valoren los recursos que se les ofrecen, pues no sobran en una ciudad como Melilla.
Los voluntarios de la Sociedad de San Vicente de Paúl están muy contentos con la respuesta de las familias. Algunas de ellas viven en ambientes sociales tan desvaforecidos que parece que nunca van a poder salir adelante sin la ayuda de una ONG, pero no es así. Poco a poco los esfuerzos de esta entidad han dado sus frutos y hay mujeres que han encontrado trabajo cuidando a personas mayores o han aprendido a coser y se ganan la vida haciendo arreglos de ropa.

Banco de alimentos
Una de las tareas de la Conferencia San Vicente de Paúl es el reparto de los productos que reciben del Banco de Alimentos. El viernes por la mañana recibieron los primeros kilos de arroz, lentejas, tomate, macarrones y leche, y desde el momento en el que entró esta comida en la sede que tienen en Tiro Nacional no han parado recibir la visita de decenas de personas que desean poder llevarse cuanto antes el lote de productos que les toca. Pero no será hasta esta tarde cuando puedan hacer entrega de las bolsas a cada familia. Serán muchos los voluntarios que trabajarán sin descanso este fin de semana y toda esta semana que viene para que los melillenses que necesitan estos alimentos puedan contar con ellos cuanto antes.
Han recibido más de 13.900 kilos de productos, pero no son suficientes para todas las familias a las que atienden. Así que han destinado parte del dinero de la subvención que reciben de la Consejería de Bienestar Social para comprar más alimentos, como el azúcar, la harina, los fideos y el cacao soluble. Antes estos productos los aportaba la Unión Europea, pero ahora no llegan.
Tienen que entregar alimentos a 550 familias, unas 2.700 personas, de las que 1.312 son niños, melillenses que gracias a esta ayuda pueden salir adelante y luchar por un futuro mejor en estos tiempos de crisis económica.

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