Categorías: Sociedad

Las ONGs llevan tranquilidad y esperanza a un CETI abarrotado

Los responsables de las ONG aseguran que no hay conflictos en el centro, a pesar del aumento de residentes. l Atención sanitaria, clases de español, talleres y  traductores son algunos de los servicios.

Tras el salto a la valla de este lunes, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) ha batido un nuevo récord, acogiendo a 1.150 personas en unas instalaciones preparadas para albergar a sólo 480. Trabajadores del centro y el propio director explicaban hace una semana en declaraciones a El Faro cómo era el trabajo diario en esta situación. Ayer los responsables de algunas de las ONG que colaboran con el CETI daban su visión del día a día en un espacio que cada vez parece más reducido.
Accem, Melilla Acoge, Cruz Roja y Cáritas son algunas de las organizaciones que ‘entran’ cada día en el centro. Los primeros se encargan de labores de formación, los segundos organizan actividades lúdicas y Cruz Roja da atención psicológica y sanitaria, además de ofrecer servicios de traducción a los internos. Por su parte, Cáritas presta sus instalaciones para que los inmigrantes puedan conectarse a internet y hablar con sus familiares. Entre todos logran que el día a día de los residentes del centro sea lo menos duro posible, dentro de que la situación es complicada.
El responsable de voluntariado de Cruz Roja, Enrique Roldán, aseguró que para conseguir acabar a tiempo con todo el trabajo sólo hay un secreto, redoblar los esfuerzos. Roldán precisó que su entidad tiene dentro del CETI a diez trabajadores que realizan su labor en coordinación con la dirección del centro, además de más de una decena de voluntarios que intervienen en determinadas tareas.
El incremento de residentes provoca que las tareas se multipliquen, pero Roldán asegura que la conflictividad no ha aumentado. “Nosotros no sabemos si son violentos o no cuando saltan la valla. Lo que sí podemos asegurar es que cuando llegan al CETI no lo son”, indicó. El responsable de voluntariado insistió en que los subsaharianos que entran ahora en el centro no son distintos de los que llegaban hace un año y recalcó que a pesar del gran aumento de residentes los trabajadores y voluntarios de Cruz Roja no han detectado un aumento de la conflictividad, algo que también ha afirmado en todo momento el director del centro. Lo mismo indican la responsable de Cáritas en Melilla, Pilar Illázquez, y la de la ONG Accem, Mariló Navarro, que aseguraron que no han vivido ninguna situación de conflicto con los residentes.
Roldán señaló que la atención es mucho más numerosa y para hacer frente a ella la organización es esencial. Está claro que las aulas en las que se da clase están ahora más llenas, que la enfermería tiene a más inmigrantes haciendo cola o que los traductores se enfrentan a jornadas mucho más intensas. No obstante, el responsable de Cruz Roja indicó que todo transcurre dentro de la normalidad y que por ahora cumplen los plazos, en lo que se refiere a la tramitación de documentación.
En cuanto a la atención que demandan los inmigrantes, Roldán señaló que sigue siendo la misma que hace unos meses. Hay algunos que necesitan apoyo psicológico, otros que acuden a la enfermería y muchos que buscan a los intérpretes para poder realizar sus trámites.  Lo primero es dar respuesta a lo básico y poco a poco ir ofreciendo más servicios a estas personas.
Afortunadamente la labor de los voluntarios les permite continuar con su labor. El responsable de Cruz Roja aseguró ayer que cuando se producen “emergencias” siempre aumenta el número de personas que acuden a prestar su ayuda y eso les permite atender a los subsaharianos, a pesar del incremento.
Saber hasta cuándo podrán seguir dando respuesta sin un aumento de personal es difícil. Roldán asegura que por ahora se puede gracias al esfuerzo de trabajadores y voluntarios de Cruz Roja, aunque reconoce que si la cifra de internos continúa aumentando, habría que analizar la situación con la dirección.
La labor de los voluntarios de las ONG que trabajan en el CETI es clave para la convivencia en el centro y para que los inmigrantes logren ‘sobrevivir’ a las nuevas dificultades a las que se enfrentan una vez que han saltado la valla. No hay que olvidar que después de meses esperando para llegar a Europa, estas personas se encuentra al entrar en nuestra ciudad en una especie de ‘limbo’ en el que tendrán que esperar durante un tiempo indefinido hasta que logren llegar a la península, donde tendrán que ‘librar’ una nueva batalla. Algunos conseguirán alcanzar ‘el sueño europeo’, otros regresarán a sus países de origen.

“En cuanto los inmigrantes llegan al centro, preguntan en dónde pueden aprender español”

os técnicos de la ONG Accem enseñan español a cien internos del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. La responsable de la entidad en nuestra ciudad, Mariló Navarro, explicó en declaraciones a El Faro que cuando llegan al centro los inmigrantes ,buscan las clases de lengua. “Quieren aprender el idioma cuanto antes para poder defenderse en cualquier situación”, señaló. Ahora mismo tienen capacidad para dar clase a un máximo de cien internos. Navarro reconoció que la cifra es insuficiente, pero indicó que con el número de trabajadores que tienen es imposible atender a más. La responsable de la organización apuntó que con las últimas entradas, la lista de espera para acudir a una de estas clases ha aumentado mucho. Lo único que ellos pueden hacer es esperar a que haya traslados a la península o a que algunos de los actuales alumnos consigan las competencias necesarias y se queden plazas libres.
Navarro señaló que además de las clases de español también realizan otros cursos en el centro, como el cine forum de los viernes, clases de pintura o talleres de habilidades sociales y de conversación. Los alumnos que ya manejan el idioma, logran perfeccionarlo a través de estas otras actividades. En este punto, la responsable de Accem indicó que sí les afecta el incremento de ocupación del CETI. Navarro precisó que el aulario en el que se imparten las clases de español se usa exclusivamente para este trabajo, pero los espacios de los talleres se reducen cuando es necesario buscar dónde alojar a los inmigrantes.  En cuanto a la organización de las clases, la responsable de la ONG indicó que se dividen en cinco grupos según el nivel de los alumnos. Habitualmente el periodo de formación es de un máximo de dos meses, aunque hay casos en los que puede alargarse más, según las necesidades. Una vez que terminan este periodo, la plaza es ocupada por el siguiente de la lista. Navarro aseguró que todos tienen “muchas ganas” de aprender. “La lista de espera ahora es tremenda”, apostilló. No obstante, recalcó que en los años en los que llevan trabajando en el CETI (desde 2011 como parte de la plantilla y varios años antes con voluntarios) nunca han tenido ningún conflicto con los inmigrantes, ni siquiera ahora que el centro triplica su capacidad. “Las clases de habilidades sociales son necesarias porque se trata de grupos muy heterogéneos, pero en general la convivencia es buena”.

Conexión a internet de la mano de Cáritas

Las colas de inmigrantes en la puerta de la sede de Cáritas son habituales casi todos los días de la semana. La razón es que la entidad tiene un acuerdo con el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) para que los residentes puedan utilizar los ordenadores con conexión a internet que tiene la organización. La responsable de Cáritas en Melilla, Pilar Illázquez, explicó ayer en declaraciones a El Faro que los subsaharianos aprovechan  este servicio para hablar con amigos y familiares a través de internet. En el centro cuentan con doce ordenadores con conexión que también utilizan otros de los beneficiarios de Cáritas. Illázquez precisó que los inmigrantes del CETI hacen un cuadrante para saber cuándo pueden acudir al centro. “No se producen problemas, ellos conocen las normas y las respeta, aunque sepan que ahora, con tantos internos, tendrán que esperar más para conectarse”, aseguró la responsable de Cáritas.

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