La energía termosolar se basa en el aprovechamiento del calor procedente del sol, el cual calienta cuerpos de agua para producir una energía limpia que tiene múltiples usos.
Sin embargo, existen nuevas formas de aprovechar el calor gracias al desarrollo de la nanoingenieria y las nuevas tecnologías.
Un nuevo sistema elaborado por varios expertos de distintas universidades chinas promete convertir la radiación solar en energía térmica. Dicho sistema de "cosecha del calor del Sol" promete dos ventajas: eficiencia y escalabilidad.
Respecto a la eficiencia, en palabras de sus creadores, se basa tanto en su alta absorbencia como en su mínima emisividad térmica. Esta energía térmica puede utilizarse como tal o puede convertirse en energía eléctrica a través de materiales termoeléctricos. Se trata en definitiva, de una estructura que absorbe más del 94 % de la radiación solar y suprime la pérdida del calor.
En cuanto a la escalabilidad, hasta ahora los sistemas termosolares, ya fueran basados en micro o en nanoestructuras, padecían ciertos problemas de escalabilidad debido a sus costes excesivos de construcción.
En los últimos tiempos, se han diseñado un sistema que se compone de pequeños colectores solares que cuentan con una mayor capacidad de conversión de energía a un precio más económico. Sus materiales se componen de capas de nanopartículas de hierro que son autoensamblables, junto con láminas de cobre y grafeno. Todos ellos forman una estructura que se organiza a partir de interacciones con partículas cercanas.
La combinación de la crisis climática con la crisis energética que viene fraguándose en los últimos tiempos ha puesto de relieve la necesidad de buscar alternativas eficientes.
Pese a que su capacidad de mejora aún es muy grande, la energía solar está llamada a tener un papel importante en el futuro. Los avances tecnológicos son sin duda alguna, una ayuda fundamental en obtener la mayor energía posible de una fuente como es el Sol.