En los meses de verano, la celebración de bodas musulmanas en Melilla prolifera más que en otras épocas del año, ya “que hay muchos novios que tienen su familia fuera y vienen en verano de vacaciones”, nos comentan desde la tienda Caftán.
Precisamente, en este establecimiento vamos a conocer cómo se prepara una novia musulmana para su gran día.
El primer mito que se nos cae es que, en contra de lo que podamos imaginar, las novias no siempre son muy jóvenes al igual que ocurre en la ceremonias cristianas: “ahora las novias, al igual que los novios, son de todas las edades”.
La novia es siempre la protagonista de las bodas, independientemente del rito religioso, pero en las bodas musulmanas, ésta acapara todas las miradas por sus bordados y coloridos. Y es que, al contrario que en las bodas cristianas, en el Islam priman los colores fuertes, la pedrería y la exaltación de los brillos se convierten en las grandes protagonistas.
Lo primero que tenemos que saber es que una novia musulmana puede llegar a usar hasta siete trajes diferentes en su boda. No podemos olvidar que las uniones duran tres días.
El viernes se dedica, generalmente, a la henna; la novia y sus allegados se dirigen a su casa, donde un artista de henna, la nekacha, le tatuará las manos mientras que las demás mujeres sólo se tatuarán un dedo. También las otras mujeres se hacen tatuar, pero sólo sobre un dedo. La henna es el último ritual antes de la boda que se realiza cuando la pareja completa todas sus preparaciones. En la Noche de Henna se le da ánimo a la novia para su nueva vida, para que sea feliz y esté tranquila al desplazarse a su nuevo hogar junto con su marido.
En esta jornada, “hay novias que se cambian dos veces, uno de tonos llamativos y otro en colores claros. El propio día de la boda, la novia puede usar hasta tres vestidos. Dos con caftanes o tackchitas de diferentes colores y uno, el propio de la ceremonia, en blanco. El vestido de la novia es más tradicional, pero los trajes suelen llevar bordados, costuras, lentejuelas y piedras de todos los colores. Las chicas que vienen a la tienda suelen solicitar mucha pedrería y bordado para que, ante todo, sean llamativos. Evidentemente, la novia es el centro de atención así que lleva sus vestidos son mucho más trabajados”.
Si hablamos de colores no hay nada escrito: “ahora se llevan muchísimo los tonos llamativos y las invitadas también llevan trajes verde en esmeralda, azul celeste, rojo… eso sí las mujeres mayores se decantan más por colores claros como el aguamarina claro o el rosa palo”.
Seda orgánica, organza, tul con piedras, tul con lentejuelas o bordados italianos son sólo algunas de las opciones para diseñar y coser un vestido de novia o invitada.
El propio día de la boda, la futura esposa puede lucir hasta tres modelos, pero el tercero, al igual que la Noche de la Henna, es el tradicional vestido de novia blanco.
Respecto al resto de trajes que la novia quiere lucir no hay límites, ni en los colores, ni en los bordados, ni en las telas, ni en los brillos. Sólo hay una diferencia importante y es puede optar por un caftán, sólo una pieza, o por un takchita, de dos.
Respecto a los precios de los vestidos de ceremonia es muy difícil concretar, ya que depende del trabajo que requiera cada uno de los vestidos, pero éste puede oscilar entre los 900 y los 1.200 euros. Una cantidad a la que hay que sumar la de los complementos que llegan hasta los 250 euros.
Los accesorios también son una parte esencial del atuendo en una boda musulmana.
La novia suele usar joyas tradicionales marroquíes, tales como collares, aretes y pulseras, a menudo hechas de oro o plata, así como portar una corona que será dorada o plateada, dependiendo de los adornos del vestido.
Caftán versus Tackchita
El caftán, a menudo escrito también como kaftán, es una de las prendas más representativas de la vestimenta tradicional de Marruecos. Se trata de un vestido largo que destaca por el brillo de su tejido, en ocasiones de seda. Su corte es siempre suelto y amplio, y su manga, larga.
Lo más llamativo del caftán marroquí femenino es la riqueza de los motivos decorativos: los más humildes son estampados, mientras que los más refinados presentan bordados por diferentes partes de la prenda, a menudo a contraste. Y los caftanes de mayor coste son aquellos que están elaborados a mano de forma artesanal, lo que explica que aún sean muchos los sastres artesanos que se dedican a la confección de este tipo de prendas.
El takchita es, sin duda, otra de las prendas femeninas icónicas de la vestimenta tradicional del mundo musulmán. Y en ocasiones se confunde con el caftán, pues tiene algunas similitudes, pero también diferencias importantes.
Se asemejan en el brillo que pueden ofrecer algunos tejidos empleados en ellos, y también en contraste de sus ricos bordados. Pero se distinguen en que el caftán es un vestido de una sola pieza, mientras que el takchita lo es de dos.
Ya sea de una o dos piezas, el traje de novia musulmana está lleno de tradición, cada pieza cuenta una historia de herencia familiar y artesanía calificada. Los intrincados diseños que adornan las telas no son sólo para adorno; son símbolos del estatus social de la novia, la riqueza de su familia y un deseo expreso de buena fortuna y fertilidad.
Éste es uno de los detalles más importantes de una boda musulmana. En la celebración de la mujer no es de extrañar que la novia llegue a usar siete u ocho trajes. Algunos de los más importantes son: el sfedda; el emira, el Emira hindawia, el lebsa majsania, el lebsa el fesia y el caftán rabatí
Las bodas musulmanas representan una exaltación del amor, la familia y la comunidad. Son conocidas por sus colores vibrantes, detalles intrincados y música animada. Planificar una boda marroquí puede ser un proceso complejo, pero con el respaldo adecuado se convierte en un momento inolvidable.
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