El autismo es un trastorno que afecta de por vida y es muy importante detectarlo lo antes posible. Aunque no se cure, sí que se puede tratar mediante distintas terapias que ayuden a las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) a progresar en su vida diaria. Sin embargo, sí que encuentran dificultades a la hora de convivir en la ciudad. Por ese motivo, la presidenta de la asociación TeAma, Susana Morillo, opina que aunque las leyes alaben la inclusión, es necesario dedicar recursos para que sea una realidad.
El diagnóstico del autismo se hace a partir de un análisis comportamental, ya que no hay pruebas diagnósticas (como un análisis de sangre o una resonancia) que lo puedan detectar.
Cuando una familia sospecha de que su hijo tiene autismo, TeAma aconseja que acudan al pediatra para que lo derive a este tipo de pruebas para descartar que los síntomas que detectan no se deba a algo orgánico.
Una vez que las familias han realizado todas las pruebas y sí son normotípicas, que es lo que suele ocurrir en la mayoría de los casos, se realiza un test psicológico donde se provoca al niño a distintas situaciones y se puntúa con un baremo. Según la puntuación que obtiene se detecta si tiene TEA, las dificultades qué presenta y, a partir de ahí, se establece una línea de intervención.
El autismo se divide en tres grados: leve, medio o grave. Alrededor del 60% de los niños con autismo tiene asociada discapacidad intelectual o incluso en un porcentaje menor puede aparecer alguna alteración genética, algo que se detecta desde hace muy poco.
Aunque las causas del autismo se desconocen en gran parte de los casos, muchos investigadores apuntan a la posibilidad de que se deba a algún factor medioambiental que interactúa con una susceptibilidad genética.
Morillo explica que en TeAma cuando se asesora a los padres siempre se aconseja dar atención temprana a través de un equipo multidisciplinar (formado por psicoterapeutas, logopedas y pedagogos) aunque al niño todavía no se le haya diagnosticado TEA. El tiempo que se tarda en realizar las pruebas y hasta que la familia obtenga respuestas no es incompatible con que se pueda empezar a trabajar con ese niño.
“Dentro del autismo no hay dos niños que sean iguales”, explica, y es muy importante comenzar con las terapias cuanto antes.
La discapacidad en niños en Melilla es “increíble”. Aunque en Melilla no existe un estudio poblacional para conocer el porcentaje de autismo que hay, en TeAma atienden a casi 200 niños con distintos trastornos.
Morillo apunta que mientras la prevalencia en España es que 1 de cada 100 nacimientos tiene autismo, en Estados Unidos la estadística se sitúa en 1 de cada 70. Datos que pueden deberse a la contaminación u otros factores medioambientales, como han apuntado las recientes investigaciones.
Aún así, el TEA también puede diagnosticarse en adolescentes y en adultos. A TeAma han llegado personas adultas solicitando las pruebas psicológicas para comprobar si se encontraban dentro del espectro. Una situación que se debe a que los medios diagnósticos de antes no eran como los actuales y se catalogaba a estas personas como “raras” o “peculiares”.
El principal problema al que se enfrentan los niños que padecen TEA en los centros educativos ocurre cuando necesitan Adaptación Curricular Significativa.
Principalmente, para que un niño esté bien integrado depende más del profesor o tutor que del centro educativo. “No hay un mal o un buen colegio”, apunta Morillo. “Hay profesores que son muy implicados, que se lo toman como un reto y no les molesta, mientras que otros desde que tienen un niño con dificultades todo son quejas”.
Una situación que, evidentemente, a muchos padres “se les suele hacer un calvario” porque “estar escuchando quejas de tu hijo constantemente no es agradable para nadie”.
En ese sentido, Morillo apunta que el sistema educativo no está todavía preparado para tener alumnos con necesidades especiales a nivel general. Aunque en España sí que hay algunos centros que son más pioneros.
“Las leyes son muy bonitas en papel, pero no se saca una partida presupuestaria para hacer una verdadera inclusión”.
Hay padres que cuando sus hijos con TEA cumplen dieciocho años y acaban la etapa educativa, se ven obligados a dejarlos en casa solos durante la mañana por falta de opciones. Una situación que produce impotencia y frustración en muchas familias porque ven cómo el progreso que sus hijos han tenido durante la infancia de pronto se estanca. Un frenazo que, indudablemente, conlleva un retroceso en todo lo conseguido hasta ahora.
Por este motivo, TeAma cuenta con un programa especial de atención en casa que ayuda a muchas familias a descongestionarse. Tareas cotidianas tan sencillas como hacer la compra, cenar con su pareja o ir al cine se vuelven complicadas y prácticamente imposibles cuando tienen que estar dedicándose a sus hijos todo el tiempo.
Además de los recursos necesarios para poder llevar a cabo este tipo de programas junto a otros que realizan durante los meses de verano, desde TeAma aseguran que las tres principales asociaciones de la ciudad que atienden a personas con discapacidad siempre reivindican a la Ciudad la necesidad de mejores espacios donde poder ofrecer una buena atención de calidad.
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