Categorías: Sucesos y Seguridad

Las heridas mortales de Pisly y Amin fueron “desvirtuadas” en Marruecos

El Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid no ha podido determinar a qué distancia se realizaron los disparos l El informe apunta que Pisly recibió dos impactos de bala y Amin uno.

Las heridas que acabaron con la vida de Pisly y Amin estaban “muy manipuladas y desvirtuadas” cuando se le realizó la autopsia a los cuerpos en España en noviembre del año pasado. Así se indica en el informe del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid, al que ha tenido acceso a El Faro, y en el que se detalla el examen al que se sometió a las prendas de vestir de ambos fallecidos, así como a varias muestras de piel y tejido, para determinar la morfología de los orificios de bala.   
Todos los elementos analizados fueron enviados al Instituto de Madrid desde el Departamento de Sevilla, donde se llevó a cabo la autopsia en noviembre. Al remitir el material a Madrid, los forenses advirtieron que los cadáveres ya habían sido sometidos a una primera autopsia anteriormente en Marruecos y que las heridas examinadas en España estaban “manipuladas y desvirtuadas”.

Distancia de los disparos
Todas las pruebas realizadas en Madrid tuvieron por objeto determinar la distancia a la que se realizaron los disparos. La conclusión es que “pudieron realizarse a larga distancia”, a partir de una separación entre el arma y el blanco que comienza a partir de un metro o metro y medio, aproximadamente. Sin embargo, al haber sido las heridas “manipuladas” en la autopsia que se llevó a cabo en Marruecos, no se ha podido confirmar ni desmentir si los disparos fueron realizados a bocajarro o no.
Las prendas de vestir de Pisly que fueron sometidas a examen eran un chaquetón azul marino, un forro polar negro, un chubasquero blanco y un pantalón. El Departamento de Madrid recibió toda la ropa mojada. Este joven pudo recibir dos disparos, según el informe, con orificios de entrada en el costado izquierdo y en la región epigástrica (zona del abdomen) y uno de salida en las lumbares.
El Instituto de Toxicología apunta que la zona del epigastrio (abdomen) se encontraba suturada, a pesar de lo cual se apreció un orificio con bordes erosivos y contusos que corresponden a la parte por donde entró la bala. Bajo el microscopio, no se observaron residuos  de disparo en la herida ni en la superficie epidérmica de las muestras de tejido examinandas.

Heridas de Pisly
Esta herida se encontraba cubierta por varias prendas de ropa, de las cuales la más externa era el chubasquero blanco anteriormente citado, ya que el chaquetón no tenía ningún orificio en la zona que debía cubrir la parte del epigastrio, posiblemente porque se encontraba abierto.
En el lateral izquierdo de este chaquetón, sobre la tapa del bolsillo superior, había un orificio redondeado que parecía presentar partículas de aceite, grasa o herrumbre arrastradas por la bala cuando ésta salió proyectada por el cañón de la pistola, lo que viene a denominarse 'anillo de enjugamiento'. Sin embargo, el color de esta prenda de vestir, azul marino, impidió precisar este dato.
Dicho orificio correspondería con una herida localizada en el costado izquierdo de Pisly, que no fue remitida al Departamento de Madrid. Asimismo, el informe indica que la presencia del ‘anillo de enjugamiento’ únicamente determinaría la presencia de un orificio de entrada de la bala y su presencia es independiente a la distancia del disparo.
Por otro lado, la sudadera negra y el chubasquero blanco presentan un agujero redondo más o menos al mismo nivel. En la sudadera se detectó la posible existencia de un pliegue de tejido. En ninguno de ellos se apreció signos de disparo bajo el microscopio.
Además, se realizó sobre el chaquetón la conocida como Prueba de Walker para identificar la presencia de derivados nitrados alrededor del orificio de entrada del proyectil de arma de fuego, a fin de determinar si el disparo fue próximo o a una distancia tal que no permitiera la maculación (manchas) de la pólvora.
En cuanto al análisis metálico, los resultados indican que lo restos encontrados corresponden al propio tejido o al desgaste del proyectil. En el disparo del epigastrio, no se hallaron residuos de disparo en la piel, ni tampoco en el chubasquero ni en la sudadera que cubrían la herida.

A un metro o metro y medio
Todos los hallazgos sugieren que ambos disparos se realizaron a larga distancia, es decir, que entre la boca del arma y el blanco había una separación tal que no permitió el alcance y depósito de los residuos del disparo sobre el blanco. Se considera un disparo a larga distancia a partir de una separación que, en términos generales, comienza a partir de un metro y medio, aproximadamente. A partir de esa distancia, los residuos del disparo no alcanzan al blanco y, por lo tanto, no hay ningún elemento que permita conocer la separación real entre éste y la boca del arma.

Caso de Amin
En cuanto al examen realizado sobre las prendas de vestir de Amin y sus tejidos, se analizaron fragmentos de piel de ambos laterales del cuello y del hombro derecho, así como una cazadora verde y un chubasquero azul turquesa.
El Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid concluye que la herida que presentaba el cuerpo en el lado derecho del cuello corresponde al orificio de entrada de una bala, mientras que el de salida se encuentra en el lateral izquierdo. Asimismo, la herida en el hombro derecho es una lesión producida por el paso del proyectil antes de penetrar por el cuello. Al igual que en el caso de Pisly, los resultados “son compatibles con un disparo realizado a larga distancia”.
Por la morfología de las heridas, parece probable que el proyectil impactara en primer lugar en el hombro derecho de forma muy tangencial, dando lugar a una lesión lineal no penetrante y que seguidamente entró por el cuello, atravesándolo de lado a lado.
En las heridas no se vieron residuos de disparo, ni tampoco en los orificios encontrados en las ropas examinadas. La Prueba de Walker fue negativa en todos los casos y las concentraciones de plomo y antimonio eran despreciables. Sí se hallaron concentraciones elevadas de bario, pero se determinó que procedía de las telas de las prendas de vestir.

 

 

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