Categorías: Cultura y Tradiciones

Las galerías de minas del Fuerte de Victoria Grande abren hoy al público

Las galerías de minas del Fuerte de Victoria Grande quedarán hoy abiertas al público tras la rehabilitación de que han sido objeto por parte de la Consejería de Fomento.

Las visitas guiadas se desarrollarán en horario de tarde (17:00 horas) de lunes a viernes, y de mañana (11:00 horas) sábados y domingos.
Desde Fomento se indica que, dadas las características del complejo de túneles, en el momento de redactar el proyecto técnico sólo era posible habilitar este tramo, que tendrá su entrada por el fondo del Frontón situado en el Parque Lobera y salida por los restos del desaparecido, a principios del siglo XX, Fortín deSan Antonio. La salida se realizará a través de unas escaleras de caracol originales del siglo XVIII.
La longitud de galerías que se puede recorrer es de aproximadamente 150 metros, en dos tramos rectos que forman un ángulo un poco mayor de 90 grados.
El objetivo de esta actuación es poner al uso público estas galerías que forman parte del patrimonio histórico de la ciudad. En este tramo existen hornillos, uno de los cuales se ha habilitado para poder ser visitado.Historia de las minas
Las galerías de minas en Melilla jugaron un papel importante durante los asedios a los que estuvo sometida la ciudad durante los siglos XVII y XVIII.
Hasta esta época, se respiraba en la plaza un ambiente de paz, sin embargo, este periodo de estabilidad se interrumpió cuando, en 1666, hubo un cambio político en el sultanato xerifiano, accediendo al poder la dinastía Alauita.
Debido a las carencias en artillería, el ejército xerifiano se vio completado por técnicos capaces de hacerse con una ciudad sin unas potentes huestes, pues pusieron en práctica la guerra de minas, con el único objeto de trazar galerías subterráneas que llegaran hasta las murallas y hacerlas volar con una carga de pólvora.
Con la situación en este punto, Muley Ismaïl dispuso en 1678 comenzar la ofensiva sobre Melilla atacando los fuertes exteriores por medio de galerías de minas, por lo que la estrategia de la ciudad española fue responder al ataque de la misma manera. Su ofensiva se centró en conquistar y destruir el fuerte de San Lorenzo, conquistado en 1678;  Santiago, volado en septiembre de 1679; San Francisco, en febrero de 1679; y Santo Tomás de la Cantera, perdido en septiembre de 1679.
Desde el foso de los Carneros se diseñó un entramado subterráneo para que desde las galerías principales salieran diferentes ramales y en varias direcciones, con el objetivo de determinar por dónde venían atacando los enemigos, ir a su encuentro, colocar la pólvora en el hornillo y cortar así las expectativas del sultán.
En 1695, Melilla ya tenía todo un sistema de galerías y minas que rodeaban las murallas de la Alafia y otra que rodeaba el foso de los Carneros y de la cual salían varios ramales y en diferentes direcciones, conformando una red para evitar posibles incursiones.Nuevos sitios
En 1715 se sitió de nuevo la ciudad, perdiendo los huertos y el Ataque Alto del Cubo y atacando el fuerte de San Miguel por una brecha abierta en un lienzo por los minadores.
La muerte de Muley Ismaïl supuso para Melilla un respiro ya que durante sesenta años no se produjo ningún ataque sobre la ciudad de gran magnitud. Estos años fueron aprovechados para reafirmar la presencia española en el Cerro del Cubo, construyendo los fuertes de Victoria Chica, Victoria Grande y Rosario. A sus defensas exteriores le correspondieron también las interiores, pues se construyó toda una red de galerías que comunicaban los fuertes entre si y con la plaza, una red perfectamente preparada para el asedio que tendría lugar en 1775 y en el que la mayor parte de la ofensiva tuvo lugar bajo tierra.
En diciembre de 1774, el sultán Muley Mohammed Abdalah, puso sitio de nuevo a la ciudad con un ejército de 40.000 personas, defendiendo Melilla uno compuesto por 3.609 personas.
Ahora ya disponían de un tren de artillería de cierta magnitud, pues lanzaron sobre la ciudad 11.000 cañonazos, sin embargo la mayor parte de las operaciones bélicas se desarrollaron en las minas, concretamente las que se encontraban en el subsuelo de Victoria Grande y Rosario. Victoria Grande
El sultán quería a toda costa hacerse con Victoria Grande, que constituía la altura mayor de Melilla, y desde ahí centrar su ofensiva contra la plaza. Para ello construyeron varios ataques en las inmediaciones y desde ellos partían las minas hacia el fuerte.
Las galerías y contraminas melillenses ganaron la batalla al sultán, quien se vio sobrepasado por la efectividad de los minadores sitiados. Finalmente, las tropas del sultán se retiraron el 19 de marzo de 1776. A partir de esta fecha fueron pocas las acciones que se llevaron a cabo en las minas, pues los ataques disminuyeron considerablemente, lo que provocó que el sistema de minas se mantuviera prácticamente intacto durante el siglo XIX.

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