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Las familias de niños con diabetes aprenden a ser menos sobreprotectores

Rodolfo Ramos imparte una charla en la que aborda temas como las rabietas, los celos entre hermanos o los castigos.

La Asociación de Diabéticos de Melilla (Adimel) organizó ayer una charla informativa sobre las etapas de crecimiento infantil. Esta conferencia fue ofrecida por Rodolfo Ramos, psicólogo y presidente del Colegio de Psicólogos de la ciudad, que destacó que el principal problema que tienen los padres en la actualidad es la sobreprotección a la que someten a sus hijos. Destacó que si los niños padecen una enfermedad crónica, como la diabetes, las familias pueden centrar aún más su atención en estos pequeños. El resultado de esta sobreprotección puede ser un niño malcriado, apuntó.
Ramos explicó que el presidente de Adimel, Joaquín Rosas, le pidió que hiciera una charla didáctica para los padres con el objetivo de que comprendan las fases de crecimiento por las que van a pasar sus hijos.  En esta conferencia se abordaron temas como las rabietas, los celos entre hermanos o cómo hacer refuerzos o castigos teniendo en cuenta la actitud de los pequeños.
Este psicólogo indicó que es difícil para los padres no estar pendientes de los niños, sobre todo, cuando éstos tienen una enfermedad que requiere de muchos cuidados. Sin embargo, destacó que deben buscar un equilibrio entre dejar a  sus hijos a su aire y ofrecerles todos los cuidados y la atención posible.
Ramos indicó que es difícil saber si una enfermedad crónica como la diabetes puede marcar la personalidad de un niño. Afirmó que depende más del contexto en el que se desarrolla, es decir, de su familia, su entorno de amigos y de la escuela, esto es, si en la clase se conoce que tiene una enfermedad y el profesor está implicado para echar una mano si le hace falta. Por ello, aseguró que el hecho de que un niño sea caprichoso o malcriado está directamente relacionado con el contexto en el que vive.
Por otro lado, destacó que muchos padres intentan evitar que sus hijos se hagan daño o se lastimen, a pesar de que saben que la única forma de aprender es que ellos mismos se equivoquen. Resaltó que es difícil encontrar un equilibrio, pero que los padres pueden ser democráticos, es decir, permitir que sus hijos les propongan hacer cosas y ofrecerles su ayuda si es que la necesitan.

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