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Las escapadas de Semana Santa chocan con la crisis

Colas de media hora (lo normal) en el paso de Beni Enzar en dirección a Marruecos.Largas filas para sacar billete del barco en Motril para venir a Melilla. Los melillenses prefieren viajar a Málaga y fuera de España, a París y Londres.

Las escapadas de Semana Santa se han dado de bruces con la crisis. Melilla se enfrenta desde ayer a la primera prueba de fuego para restaurantes, hoteles y agencias de viaje de la ciudad. Y lo hace con el ánimo por los suelos. “No hay nadie en la calle, ni siquiera en las procesiones”, comentaba ayer a El Faro Amarouch Hassan, presidente de los hosteleros.
Pero que los melillenses apenas se dejen ver por la calle no significa que hayan hecho las maletas y hayan decidido hacer un viaje de última hora. “Las reservas de esta Semana Santa han sido más flojas que el año pasado”, confirmaba a este periódico Ildefonso Menéndez, de la Asociación de Agencias de Viaje de Melilla.
Ayer, incluso, quedaban plazas en avión y barco para viajar a la península. Y a la inversa, el barco que salió de Motril hacia Melilla a las 14:00 horas venía al 75% de su capacidad. Eso sí, para regresar a la ciudad este domingo ya no hay sitio desde el puerto granadino.

Málaga y Almería, lo preferido
Los destinos nacionales han triunfado este año entre los melillenses que han organizado una escapada, comentó ayer a El Faro Ildefonso Menéndez. “La costa de Málaga y Almería ha sido lo más solicitado. La gente se lleva el coche y ha elegido lo más cercano, menos días y el desplazamiento en barco, porque es lo más barato”.
Si bien en la península las agencias de viaje han decidido bajar los precios todo lo que pueden y más, en Melilla “los precios son los que hay. No es como en la península. Si te quieres ir, los precios son los que son”, recalcó Menéndez.
Pero no todos los melillenses han elegido destinos nacionales. Entre los que han decidido pasar el puente de Semana Santa fuera de España, son mayoría los que han salido, por cercanía, hacia Marruecos. Luego les siguen las parejas jóvenes y, en menor medida, familias con niños que se han ido, sobre todo, a París y Londres.

Colas en la frontera
Sobre las diez de la mañana de ayer comenzaron las colas de coches en el paso fronterizo de Beni Enzar para salir a Marruecos. De media, según fuentes consultadas por este periódico, los conductores esperaron unos treinta minutos antes de atravesar la frontera.
Como la espera se hacía tediosa, optaban por apretar el claxon y hacerse notar para que las autoridades fronterizas agilizaran el paso. En todo caso, las colas de ayer no tenían nada de especial, comparadas con las que se montan habitualmente los días laborables.
Fuentes a las que ha tenido acceso El Faro aseguraron ayer a este periódico que la Policía no dejó pasar la frontera a mujeres marroquíes que intentaban entrar en Melilla a trabajar en labores domésticas.
La explicación al rechazo de las trabajadoras marroquíes en la frontera podría estar en que el acuerdo de buena vecindad que existe entre España y Marruecos habla de permitir el paso sin visado a Melilla a las personas residentes en Nador los días laborables y ayer era festivo y sólo se permitió el paso a las personas con permiso de trabajo en la ciudad, según la Delegación del Gobierno.
Si embargo, en la ciudad se expandió la información de que se les prohibía la entrada debido a la pregunta hecha por UPyD en Europa, solicitando una investigación en torno al contrabando que, según la formación de Rosa Díez, se está dando en los pasos fronterizos de Melilla y Ceuta.

Los taxistas, de brazos cruzados

Las escapadas de Semana Santa han dejado a los taxistas de Melilla con el negocio haciendo aguas. “Somos sesenta y hoy (por ayer) está trabajando menos de la mitad de la plantilla y no hay clientes. Lo normal es hacer una carrera cada media hora o tres cuartos de hora y estamos pasando hora y media y hasta tres horas en las paradas para salir con un viaje mínimo de 3,20 euros”, explica un conductor que aprovecha el tiempo muerto para lavar su taxi.
“Este año ha sido más flojo que ninguno. Ayer (Miércoles Santo) hubo muchos viajes al puerto y al aeropuerto, pero hasta el lunes a primera hora no volveremos a trabajar bien”, comenta otro taxista de la parada del paso de Beni Enzar, donde ayer había una decena de taxis aparcados.

Más horas, el mismo sueldo
Para paliar la crisis, los taxistas de la ciudad optan por hace más horas. “Salimos de casa de noche y regresamos de noche. Antes, para reunir un sueldo diario de 60 euros, hacíamos doce horas. Ahora mismo son las 12:40 horas, llevo cuatro carreras y 29 euros”, añade el mismo taxista.
Lo peor, explican, es que los taxistas ya no se pueden permitir tener a otra persona ayudándoles “porque el taxi ya no da para dos personas. Entre el gasoil y las averías, no salen las cuentas”, recalcan a este periódico.
En el día de ayer el sector del taxi en la ciudad se apañó con el ferry de Almería, pero “en cuanto zarpe de nuevo, Melilla se queda paralizada”, explican a El Faro.
A la escasez de clientes hay que sumar la competencia desleal de los taxis piratas que, aunque ha mermado, sigue haciendo estragos al negocio legal.
“Nos han dado el sitio de detrás de la parada de la COA, que antes tenían los piratas, y eso ha hecho que ya no haya tantos en Beni Enzar. Antes teníamos a 25 para quitarnos clientes y ahora no pasan de seis”, señalan a este periódico.
Los taxistas también se quejan de los inspectores que en los últimos tiempos los están agobiando con sus controles. “Los tenemos encima nuestra a todas horas y a los piratas no les hacen ni caso. Incluso a algún compañero le ha caído una multa”, se quejan a este periódico.

Un mes de febrero negro y un marzo que no mejora

El sector del taxi en Melilla ya se había quejado el mes pasado de que estaba atravesando el peor febrero en años. Y la situación, según han comentado a El Faro, no mejora. La bajada del número de clientes que registraron el mes pasado la achacaban principalmente a la supresión de la paga extra a los funcionarios. Sin embargo, ya había indicios que apuntaban a que la economía familiar en la ciudad está tocada. “El hecho de que un cliente del taxi espere a que le devuelvas cinco céntimos, es sintomático de que las cosas van mal”, explicaba a El Faro el presidente de la Asociación del Taxi. Y sustentaba su teoría en que esos cinco céntimos no salvan la economía ni del cliente ni del taxista, pero esperar el cambio demuestra que el usuario está mirando en qué se gasta su dinero. Hay que recordar que a mediados de agosto pasado la tarifa del taxi subió de media un 8% en la ciudad. El servicio mínimo que más se ha encarecido es el trayecto hasta el aeropuerto, que ha pasado de 4 euros a 4,80 .

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