El abogado de la defensa destaca que no se encontraron restos biológicos que puedan incriminar a su cliente.
El abogado defensor de Salah El Kajjoui señaló ayer a la prensa tras conocerse el veredicto de culpabilidad para su cliente que el jurado ha dado más valor a “las declaraciones de testigos” que a las “pruebas”.
Por la mañana, en su alegato final ante el jurado, el letrado había afirmado que Mohamed, una de las dos víctimas asesinadas junto a la carretera de La Alcazaba el 2 de diciembre de 2014, se había defendido de su agresor. “Si pudo defenderse, ¿por qué no presenta restos biológicos del acusado?”, preguntó.
Sobre un posible recurso, el abogado señaló que ese asunto tiene que tratarlo con su cliente y que no hay una decisión al respecto.
Amenaza de suicidio
Tras la lectura del veredicto, el acusado dirigió en privado unas palabras a su abogado antes de que dos agentes de la Policía Nacional se lo llevaran de nuevo a prisión. El letrado informó tras ello el juez de que su cliente le había hecho saber que pensaba “suicidarse” al considerar que tras ser considerado culpable, “todo se terminaba”. Antes de abandonar la sala, el acusado, estrechó sus manos esposadas con las del letrado.
“Como es mi obligación, lo he puesto en conocimiento del tribunal para que se tomen las medidas antisuicidio reglamentarias en el centro penitenciario”, declaró el abogado a los medios de comunicación.
La puñalada a la mujer alcanzó su aorta
La vista celebrada ayer del juicio por el crimen de la Alcazaba incluyó la práctica de la prueba médico forense. La llevaron a cabo una doctora y un doctor que en su día efectuaron las autopsias a los cadáveres de Hanan y Mohamed, quienes fueron asesinados el 2 de diciembre de 2014 en las inmediaciones de la carretera de la Alcazaba.
La forense explicó que la mujer presentaba “una herida en el mentón”, mientras que la que acabó con su vida “penetró en la región torácica”.
Consideró “posible” que la chica “estuviera sentada” y que su asesino la atacara “desde atrás”. Las dos heridas correspondieron a una única acción del agresor: al asestarle la puñalada, rozó su barbilla con el arma homicida, para justo después clavarla en su pecho. “No llegó al corazón, pero sí a la aorta”, explicó la forense.
El arma blanca “atravesó parte del pulmón izquierdo”. Al haber dañado la principal arteria del cuerpo humano, “la sangre no podía ser bombeada”, lo cual causó “en segundos” la muerte a la mujer de Salah El Kajjoui, el acusado del crimen.
La médico forense agregó que el efecto de la puñalada en la aorta fue “el mismo” que si la víctima hubiese recibido la cuchillada “en el corazón”.
La fiscal le preguntó por el tipo de arma utilizada, que no ha podido ser hallada. Según la forense, fue “un cuchillo o un arma con un filo cortante, de 1,7 centímetros de ancho y 10-12 centímetros de largo”.
El mismo objeto fue empleado para asesinar a Mohamed, quien “se pudo defender” y, según la forense, fue atacado en segundo lugar. De las nueve heridas que recibió, la más grave la sufrió “en el hombro izquierdo”, que “penetró en la caja torácica”.
Mohamed intentó huir subiendo las escaleras, de ahí que fuera hallado unos metros más arriba. En su huida recibió más cuchilladas que causaron que se desangrara y pereciera. Cuando llegó la ambulancia al lugar de los hechos, él aún estaba con vida.
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