Las comuniones han empezado ya a celebrarse, son las correspondientes a las que fueron suspendidas por el confinamiento y estado de alarma. Ahora han sido permitidas, pero bajo la advertencia del obligado cumplimiento de determinadas normas para evitar que caigamos en contagios. Esa es la clave: cuidarnos para cuidar a los demás. En estas celebraciones lo importante es que los niños y niñas que van a celebrar ese día tan destacado vivan la fe como se debe, y asuman la importancia del sacramento. Esa es la auténtica celebración; lo demás, lo festivo, puede venir en cualquier otro momento. Por eso los padres deben ser consecuentes con todo lo que está sucediendo y cumplir con las normas dadas a conocer, en forma de decreto, por la Consejería. No se permiten masificaciones ni se permiten actos en los que puedan producirse riesgos que nos lleven a más contagios y por tanto a episodios de gran gravedad. En Melilla atravesamos momentos muy delicados, por eso en esta gran fiesta de la fe que supone la Primera Comunión, volvamos a sentir lo que realmente es, lo que significa y para lo que debemos estar por siempre unidos. Sin riesgos, con protección.
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