“Las cifras de violencia de género son inasumibles en un Estado de derecho”

“El feminismo no es más que la aspiración a la igualdad de derechos y libertades entre hombres y mujeres”. Así lo subrayó la nueva responsable de la Unidad Contra la Violencia de Género de la Delegación del Gobierno, Elena Fernández Treviño, en una entrevista concedida a la Cadena Ser, en la que puso en valor las políticas de igualdad, de sensibilización y de concienciación en las escuelas y entre la sociedad, dado que consideró que “la formación en igualdad y en género es necesaria en todos los ámbitos”. “Las cifras de violencia que sufrimos son inasumibles para un Estado de derecho como el nuestro”, recalcó.

Y es que la nueva responsable destacó que a lo largo de este mes se han puesto más de 40 denuncias vinculadas con la violencia sobre la mujer en nuestra ciudad y eso a pesar de que, según las estadísticas, sólo se denuncian en torno a un 24% de los casos.

“Estamos hablando de cifras muy altas, de cifras inasumibles para un Estado de derecho como el nuestro”, recalcó. Sin embargo, según la última encuesta del CIS, no llega a un 2% el número de personas que consideran que la violencia de género es un problema de primer orden. “Entre las causas que preocupaban a la ciudadanía española estaba la número 19. No hay una verdadera concienciación acerca de la gravedad de esta cuestión”, apuntó.

Fernández Treviño subrayó que la violencia que se ejerce contra las mujeres es en sí misma una agresión contra los derechos humanos, algo que recoge el Convenio de Estambul, que asumen muchos países, entre ellos España, que lo ratificó en 2014. A su vez, “en esa misma línea” va el Pacto de Estado que se firmó en el Congreso contra la Violencia de Género, apuntilló.

Sistema patriarcal

“Todas las violencias ‘en resultado’ son muy parecidas pero lo que las diferencia es ‘en origen’. La violencia de género se recoge en el Código Penal como un tipo distinto y específico y hay una razón de ser: hay una desigualdad, una asimetría desde la construcción del género, desde la infancia”, explicó. “Hay una serie de violencias que se producen en esta situación desigual, de la mujer como subalterna, en el día a día, y que forman parte del mismo sistema”, reveló.

Por ello, “a veces caemos en el fallo de creer que es una violencia aislada, de personas que a lo mejor están bajo los efectos de las drogas o el alcohol o que están locos. No, no son hechos fragmentados, forman parte de todo un entramado de violencia que se llama patriarcado y que legitima unas desigualdades, una mentalidad, una educación que más tarde estalla y desemboca en este tipo de violencias”, relató.

Puso de ejemplo que hay determinados colectivos que aprenden antes la palabra ‘feminazi’, “que es una palabra inventada y que ni siquiera existe” a la palabra feminismo.

“Hablamos de un movimiento en pro de la igualdad y de respeto a las diferencias de identidades, a las orientaciones afectivo sexuales, que es un movimiento de hombres y mujeres y que ha sido totalmente pacífico”, apuntó, al tiempo que recordó que el movimiento feminista también ha abierto camino a todo el movimiento LGTBi y “ha dado una luz de esperanza a la construcción de una nueva masculinidad igualitaria y no hegemónica, más pacífica y racional”.

Pedagogía contra la violencia

Durante la entrevista, la responsable de la Unidad Contra la Violencia de Género puso en valor que con el Ejecutivo actual de España y con la ministra Carmen Calvo, “el feminismo se pone en primera línea del trabajo del Gobierno”. “La ley de igualdad entre mujeres y hombres y la ley contra la violencia de género fueron un hito en su momento. Desde las leyes no se cambia todo, pero son necesarias”, recalcó.

Con respecto a Melilla, se refirió al Plan Director de la Dirección Provincial de Educación y a su pretensión de aumentar de una hora a dos la duración de las charlas a los alumnos de 4º de la ESO, para poder implementar un taller. Se trata, explicó, de “hacer pedagogía contra la violencia dirigida a esas edades, en la adolescencia, para que ellas y ellos reconozcan cuáles son esos primeros signos de violencia y contarles cómo esta violencia se traduce en una violencia mayor cuando somos adultos y que esa pedagogía se extienda a toda la sociedad”.