Las 29 cabinas telefónicas que todavía existen en Melilla deberán ser retiradas de las calles para el segundo semestre de este año, cuando entre en vigor previsiblemente la nueva Ley General de Telecomunicaciones.
El proyecto de Ley, aprobado por el Ejecutivo central en noviembre de 2021, deja de considerar a las cabinas como un servicio universal. De esta manera, España se sumará en 2022 a países como Francia, Dinamarca y Bélgica, que ya han desmantelado su red de cabinas telefónicas.
Datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) citados por El Mundo, indican que al cierre de 2020 había en España 14.824 cabinas, la mayoría de ellas concentradas en Madrid, Barcelona y Valencia. Sin embargo, en 1997 había unas 63.456.
Si bien en un inicio las cabinas telefónicas garantizaban que todos los ciudadanos pudieran hacer uso de un servicio público con una determinada calidad y por un precio asequible, sin importar su ubicación geográfica, la aparición de la telefonía móvil y la extensión del uso de internet han hecho que, después de casi medio siglo de vida, las cabinas se hayan convertido en elementos obsoletos.
A tenor con Telefónica, las cabinas se fueron olvidando poco a poco a lo largo de las últimas tres décadas y hoy el 88% de la población afirma no haber usado nunca una.
Estudios del Instituto Nacional de Estadística indican que en 2006 el número de líneas móviles en España superó al de la cantidad de habitantes. Según la CNMC, actualmente esa cifra de líneas asciende a 55,6 millones, un ratio de 117,4 conexiones por cada 100 habitantes.
De hecho, la extinción de las cabinas del paisaje urbanístico nacional haría que casi no se perdieran llamadas. De acuerdo con cifras de la empresa de telecomunicaciones, durante 2020 se registró un promedio de 0,17 llamadas por día. O lo que es lo mismo: una media de una a la semana. Además, la mayoría de ellas se centraba en pocos terminales.
Así, no solo se demuestra que casi la totalidad de las cabinas permanece inactiva -muchas veces debido a actos vandálicos-, sino que no es rentable para Telefónica mantenerlas y deberá desmontarlas progresivamente.
Vale recordar que durante la pandemia Telefónica ha reforzado sus infraestructuras en Melilla para garantizar el óptimo funcionamiento de las redes en los períodos de aislamiento.
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