Las temperaturas, que durante esta semana han superado los 30 grados en algunos puntos del día en Melilla, están perjudicando a comercios de la ciudad. A las puertas de noviembre, las ventas de mantas y edredones se han visto reducidas mientras que la moda de otoño se ha tenido que reinventar. El Faro ha salido a calle para comprobar cómo está influyendo el calor en los melillenses.
Melilla al igual que en otros puntos de Andalucía y Baleares se ha vivido durante esta semana temperaturas por encima de las usuales en esta época del año. Fue el martes cuando se registraron los valores más altos. Los termómetros de la ciudad marcaron 36,8 grados mientras que en Baleares, Granada y Torremolinos se superaron los 33 grados.
Con unos valores tan altos, alejados de los propios del otoño, se hace difícil vender productos de temporada. El Faro ha estado en Muebles Mabel y ha hablado con su encargado, Antonio Bueno, para comprobar cómo están siendo las ventas en su tienda.
"Que el tiempo esté loco afecta y mucho", aseguró Bueno a este diario. El encargado explicó que hace pocos días le ha llegado mercancía invernal como sábanas de franela, colchas o mantas y que las ha estado colocando sabiendo en que se iban a vender poco. "El tiempo que hace no acompaña a que se vendan", añadió. Él solo espera que antes de que lleguen las navidades entre el frío y pueda dar salida a toda la mercancía.
A pesar de que Melilla es una ciudad con un clima no muy frío, Bueno no recuerda otro año igual. "En Melilla hace calor, pero no a este extremo ni en las fechas en las que estamos", destacó. Para él cada vez se está alargando más el verano y el otoño casi está desapareciendo. Cuando llega el frío a Melilla, dijo, ya es invierno.
Con este problema que se le plantea, la única solución es diversificar el negocio y vender una gama más amplia de productos en su tienda, además de colchones, bases y mantas. Es lo mismo que ocurre en otro negocio de la ciudad, la tienda de ropa 'Happiness'. Su propietaria, Ana Rueda, explicó a El Faro que el cambio climático ha provocado que en su negocio hayan cambiado la forma de vender.
Antes, dijo, traía mucha más ropa de abrigo durante el otoño y ahora trae las prendas contadas para venderlas rápido. "Yo me voy adaptando un poco a la temporada", afirmó la propietaria. Al tener pocas existencias de cada modelo, tienen salida pronto. Sus clientas, por miedo a quedarse sin un atuendo que les ha gustado, van y lo compran aunque tengan que guardarlo en el armario para más adelante. "A la gente no le importa porque sabe que el frío vendrá tarde o temprano", añadió.
A diferencia de las mantas, la ropa de invierno se está vendiendo un poco más. A pesar de que a las horas centrales del día sí que se nota el calor, por las mañanas y las noches comienza ya a refrescar y sí que es necesario ponerse una chaqueta.
Rueda recuerda que cuando abrió su negocio, los melillenses ya iban por la calle más abrigados que ahora, con la chaqueta puesta, y su tienda estaba llena de ropa mucho más de invierno. Prueba de ello son los recuerdos de Instagram, en los que la red social notifica fotos o videos que se hicieron en el mismo día de otro año. En ellos se ha dado cuenta que la industria de la moda ha cambiado. Si antes en octubre ya se vendían jerseys gordos y abrigos, ahora solo se pueden vender jerseys de punto finos. Para la propietaria de 'Happiness' deberían cambiar el día en el que empiezan las estaciones.
Esta mañana el termómetro de una de las farmacias de la avenida marcaba 24 grados, una temperatura que no acompaña a comprar mantas sino más bien a tomar algo en una terraza a la sombra. Es lo que más le apete a Carlos un viernes, salir a mediodía a tomarse una cerveza fría o un helado y si es con ropa veraniega, mucho más. Este melillense explicó a El Faro que él es muy caluroso y está deseando que llegue ya el frío.
Por ahora, no quiere ni oir hablar de ponerse un chaquetón y mucho menos de dormir con una manta. Es lo mismo que le pasa a otro encuestado por este diario, Francisco Javier. "Duermo sin taparme", confesó. Para él, el otoño ha perdido el sentido y debería tener otro nombre. "Veroño, esa es la palabra", añadió.
También duerme sin tapar Carmen, encuestada por este diario. "Como en pleno verano", resaltó. Sin tapar, con pijama de verano y con la puerta abierta, comentó a El Faro. Carmen está deseando que llegue ya el invierno para poderse poner un abrigo.
Otra de las estampas características de este viernes era ver a multitud de personas por la calle con la chaqueta en la mano. Una de ellas era Ana, una argentina que lleva poco más de mes y medio en la ciudad. Ella dejó su país, en el que es primavera, haciendo frío y llegó a Melilla con calor, algo que le sorprendió mucho. "Es raro, está el clima cambiado en todos lados", apuntó.
Para algunos, el culpable de esta situación tiene nombre. Cambio climático. "Se está notando", comentó a El Faro José Carlos. Este melillense sufre por los comerciantes de la ciudad, entiende que nadie con este tiempo quiera comprarse un jersey o ropa de abrigo.
José Carlos considera que el clima de Melilla es propio del clima tropical. "Si hay más tiempo de verano, lo mismo tendríamos que tener más vacaciones", bromeó. Con este clima hay melillenses nostálgicos del invierno. "Tiene que caer una buena lluvia", recalcó Malika. Ella echa mucho de menos el frío y no recuerda un octubre así el año pasado. Para ella en 2021 el frío llegó antes.
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