Se quejan de que se encuentran en un compás de espera que se alarga ya demasiado tiempo. Por ello, medio centenar de argelinos se concentraron ayer con pancartas a las puertas del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla para demandar su salida hacia la península. Varios de ellos han iniciado incluso una huelga de hambre indefinida hasta que se les dé una solución.
“La gente quiere escaparse de este hoyo. No puedes avanzar ni echarte para atrás. Te quedas patinando aquí. Pero, ¿durante cuánto tiempo?”, se queja el argelino Mehalli Mohamed ante El Faro.
Según explica, se da prioridad a la hora de partir hacia la península a personas de otros países, y pone como ejemplo a sirios, marroquíes, tunecinos y africanos, que Mehalli asegura que tienen que aguardar mucho menos tiempo hasta que se les autoriza la salida.
Y lamenta que en el CETI se encuentran también niños y personas enfermas que necesitan una medicación que no pueden pagar. “Hay bebés que hasta han nacido aquí”, apunta. Los motivos por los cuales estos argelinos han recalado en el centro de Melilla son diversos: los hay que partieron de Argelia en busca de una vida mejor pero algunos también han huido por persecución política.
“Queremos una salida para los argelinos”, “Exigimos que resuelvan nuestra situación” y “Somos humanos, basta ya de abusos” son algunos de los lemas que se podían leer ayer en las pancartas que portaban.
Mehalli Mohamed se queja de que las personas procedentes de Argelia tienen que cargar con muchos prejuicios que hay sobre ellas. “Los argelinos están mal etiquetados. Nos dicen que somos ladrones. Pero todos no son iguales”, señala, haciendo hincapié en que en todas las nacionalidades hay ciudadanos buenos y malos. “No todos somos delincuentes”, insiste.
Propuestas de salida
Fuentes próximas al CETI, insisten en que las autorizaciones de salida las concede la Policía Nacional y no dependen del centro, que tan solo las propone. En el caso de que sean rechazadas, vuelven a hacer nuevas propuestas pasado cierto tiempo. “Pero nosotros no podemos intervenir”, aseguran.
De hecho, recalcan que al CETI es al primero al que no le interesa tener gente en sus instalaciones durante mucho tiempo porque eso acaba generando problemas e influye mucho en el estado de ánimo de los residentes.
Las citadas fuentes cifran en alrededor de un centenar el número de argelinos que están en estos momentos en el centro de Melilla, que alberga actualmente a unos 1.500 inmigrantes.
No obstante, también reconocen que las personas que han solicitado que se les reconozca su condición como refugiados para pedir asilo deben aguardar hasta que se resuelven sus casos y, por lo general, suele pasar “bastante tiempo” puesto que la oficina que estudia todos los casos del país tiene mucho trabajo acumulado.
Reconocen que hay personas que llevan años (uno hasta “cuatro años”) en estas dependencias pero precisan que se debe a que tienen problemas con la justicia en nuestro país y debe resolverse cada caso en concreto.
Por su parte, las personas que ayer se concentraban frente al CETI también se quejaron de las condiciones en las que están las instalaciones y de la escasez de la comida, entre otros problemas.
Un peligroso problema
Aunque para ellos, el principal problema que genera esta larga espera es que algunos de los más jóvenes llegan a desesperarse y finalmente toman la decisión de colarse en los barcos para irse a la península por su propia cuenta.
Es el caso de los hermanos de una chica argelina de poco más de veinte años que lleva ocho meses en Melilla. Hace dos que los chicos hicieron ‘risky’, quedándose sola en nuestra ciudad, lo que la empujó hace nueve días a iniciar una huelga de hambre indefinida exigiendo una respuesta a su caso.
Como ella, otras dos personas más, según explica el grupo concrentrado a las puertas del CETI, han decidido parar de comer hasta que se les dé una solución. Por el momento, aseguran que están sobreviviendo con agua y azúcar.
Morad, argelino de 26 años que lleva nueve meses en nuestra ciudad y procede de un pueblo amazigh, inició el pasado miércoles 3 una huelga de hambre en protesta por el largo tiempo que permanece ya en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Explica a El Faro que en su país es perseguido por el régimen argelino y fue condenado a diez años de prisión por pertenecer al Movimiento por la independencia de M’Zab. Decidió entonces huir y entró en Melilla por Beni Enzar con un pasaporte falso.
El joven, que ha solicitado asilo en nuestro país, asegura que su familia también ha sufrido “represión” por “el simple hecho” de que él es “militante” en defensa de los Derechos Humanos y pertenece a este movimiento por la autonomía de esta región de Argelia.
Tiene permiso para trabajar en Melilla pero no para desplazarse por el territorio español y asegura que en nuestra ciudad son “escasas las posibilidades” para encontrar un empleo. Dice que desde que está en el CETI ha visto cómo migrantes de diferentes nacionalidades han sido trasladados a Madrid. “Excepto nosotros”, lamenta con resignación.
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