La estrategia publicada por el Ministerio de Medio Ambiente para preservar la lapa ferrugínea no debe ser un nuevo obstáculo con el que seguir manteniendo un eterno impasse el ansiado proyecto de ampliación del Puerto comercial de Melilla. La regeneración reciente del litoral norte, con la construcción del vertedero controlado de escombros y el nuevo Paseo Marítimo de Horcas Coloradas, ha demostrado sobradamente la capacidad de regeneración a su vez de la fauna autóctona de esta parte de la costa mediterránea, incluyendo por supuesto a la mencionada y protegida lapa.
Melilla necesita de alternativas económicas y, hoy por hoy, queda claro que la ampliación del puerto es la única que se baraja para crear riquezas y puestos de trabajo.
Compaginar el respeto al medioambiente con la búsqueda de salidas de futuro para nuestra ciudad, es una obligación de todos nuestros gobernantes. Anteponer una especie, que en Melilla vive y se reproduce fácilmente, al futuro mismo de todo un pueblo, sería una locura incomprensible que esperemos no se produzca finalmente.